"El atentado a Cristina es la prueba fehaciente de que la violencia simbólica es el ariete de la violencia física. Primero el verbo y después el acto. No es un concepto complejo, es algo que puede ser perfectamente entendido en un preescolar. Se empieza por la injuria, por la caracterización perversa, por la humillación, por la mentira, por el desprecio, por la demonización. Mucha gente quiere matar al diablo. Como los alemanes a los judíos alemanes justo antes del nazismo. O como tantas veces antes, cuando un sector de alguna sociedad se erigió en inquisidor de los demás sectores. Heine escribió “Allí donde quemen libros, se quemará a las personas”. Primero el símbolo, luego la carne."
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