30.8.22

UNA ESQUINA PORTEÑA, MUNDIAL / BONET EN LA MILANGA

La inauguración de un nuevo espacio de arte, comunicación y arquitectura en la Ciudad de Buenos Aires es algo que siempre se festeja, más si ocurre en un edificio recuperado del Movimiento Moderno, una joyita del patrimonio local. Estamos hablando de los Atelieres para Artistas o Ateliers, obra del catalán Antonio Bonet terminada en 1938, junto a Horacio Bela Barros y Abel López Chas como socios. El complejo, situado en la esquina porteña de Suipacha y Paraguay, fue concebido a partir de los postulados de Le Corbusier interpretados por el Grupo Austral. Los arquitectos Ferrari Hardoy,  Kurchan  y Bonet, en la década del treinta eran considerados la sucursal del CIAM en nuestro país (leer nota "Los planos de mi ciudad"). El funcionamiento del edificio es sencillo: abajo y a la calle dan cuatro locales comerciales con vidrieras, arriba hay cinco viviendas con entrepisos a las que se accede desde el primer nivel, más dos estudios en el último piso.

Los arquitectos del Movimiento Moderno diseñaban hasta los muebles. La revista 125 de “Nuestra Arquitectura” de diciembre de 1939, año en que los Atelieres para Artistas salen publicados, incorpora no solo plantas, cortes, vistas, detalles constructivos y fotos de la obra realizada, sino también los detalles de la silla que, desde ese momento, se haría famosa hasta nuestros días. La “B.K.F” (iniciales de Bonet, Kurchan y Ferrari), con el siguiente texto de venta:

 


“Una nueva manera de ver el moblaje acompaña la arquitectura que ilustra estas páginas. Equipo de la casa (modelo AUSTRAL). Útiles necesarios para la vida diaria.

Esta silla que aparece hoy está constituida por dos elementos separables, el elemento sostén: hierro; el elemento elástico para adaptarse y recibir el cuerpo: cuero y lona. La unión entre ambos elementos se realiza por cuatro bolsillos en los ángulos del mismo cuero baqueta.”

 

Desde agosto del año 2002, los Atelieres para Artistas fueron catalogados en el Código de Planeamiento Urbano de Buenos Aires con nivel de protección estructural, y desde abril del 2008 declarados de Interés Histórico Nacional por el Congreso. En 2017, el Gobierno de la Ciudad se puso al hombro durante ocho meses la obra de restauración de la fachada y terraza que fue dirigida por la arquitecta Silvia Sánchez bajo supervisión del arquitecto Juan Vacas. “El gran desafío”, cuenta Silvia, “fue la considerable variedad de materiales que la componen: perfiles de acero, chapas dobladas o agujereadas y distintos tipos de vidrios, transparentes, traslúcidos, circulares, etcétera. Todos materiales industriales, como dictaba el Grupo Austral en sus manifiestos”.

La restauración tiene dos reconocimientos, uno nacional, el del Icomos de intervención histórica en fachada de edificio Moderno, y otro internacional: The Japan First Docomomo Rehabilitation Award honors worldwide diversity in Modern architecture.

Durante 2021, el editor Hernán Bisman, de Bisman Ediciones, recuperó el interior de uno de los locales y un departamento degradados, con la intención de validar el programa original de Bonet: que fueran verdaderas residencias para artistas. Es así como fundó la “Galería y Residencia de Arquitectura” que acaba de inaugurarse este 24 de agosto, atento a los detalles originales. La obra está a nuevo, pero como era antes. Y la idea de Bisman es interesante: armar un programa puente para la difusión de la arquitectura contemporánea de las generaciones jóvenes, entre Buenos Aires, Latinoamérica y España, en el marco de la acción internacional “El material de lo construido” promovido por Saint-Gobain clúster LATAM Sur y Weber España. El puntapié inicial lo dio el arquitecto Josep Ferrando; la primera de las exposiciones se titula “La trama infinita”. Ferrando es un amigo de la Argentina: autor del “Nido de la cultura”, la estructura de escaleras laberínticas de madera sobre la playa de Vicente López (2017), y los proyectos para el Museo Antártico de Punta Arenas y la Sede Cadamda en Buenos Aires.

Bisman invita a los profesionales de España y próximamente de Chile y Perú a que pasen quince días viviendo y trabajando en el hermoso espacio de Bonet, se relacionen con autoridades e intelectuales locales y preparen sus instalaciones con soportes gráficos, planimétricos y maquetas. Las muestras quedarán un mes y medio en exposición. Habrá dos conferencias públicas en universidades y cuatro inauguraciones por invitación.

La exposición de Ferrando relata varios de sus trabajos en modo esquema. Casi todos se circunscriben al cubo: de hecho, hay un cubo construido en metal, sobre una superficie refractante, que ocupa todo el espacio de la galería y funciona como contenedor. Sobre las paredes laterales están ploteadas las estructuras de las obras, teóricas o construidas, que conforman el hacer del arquitecto. En todas hay cuadrados. Cito al curador general de la Galería y Residencia, Pablo Engelman: “(el cuadrado) sirvió de referencia para la conformación de emblemáticas ciudades antiguas como Babilonia o Tell el-Amarna. El Partenón o el Palacio Farnesio nacen de cuadrículas estrictas que se desprenden de esa forma geométrica. Las más audaces cúpulas renacentistas se circunscriben dentro de cuadrados, al igual que la planta de la disruptiva Villa Rotonda de Andrea Palladio, donde una superposición de grillas complejiza una matriz simétrica. (…) La exhibición se sitúa (…) ocupando cuatro lugares, los laterales de un cubo. La vitrina, que hace las veces de umbral, exhibe a manera de símbolo una pequeña y sintética maqueta conceptual de su proyecto para Catalinas.”  

Josep sueña con viajar llevando una sola pieza en la valija y, al llegar al lugar de la construcción, dársela al carpintero para que haga diez mil repetidas, que encastradas darán forma a su obra. La obsesión de Josep es la síntesis. Se ríe cuando cita a Borges, que para nombrar la pampa decía “vértigo horizontal”, y pasa la mano abierta paralela al piso, como si fuera una hoz con la que recorta un pastizal. Cómo con lo mínimo conseguir lo máximo; el less is more de Mies Van del Rohe. En eso es tan profundamente Moderno como la casa para artistas recién restaurada.

En el perfecto alhajero de Bonet todo sigue medidas mínimas, la escalera es apretadita en su circunvalación; el corte mismo del dúplex da un poco de “vértigo vertical” -parafraseando a Don Jorge Luis-, por la inmediatez de la perspectiva. Era lo que regía en aquellos tiempos de posguerra europea en los que se hablaba que la arquitectura debía ser económica, higiénica y popular (Gropius), siguiendo un patrón de medidas mínimas y humanas (“El Modulor”, Le Corbusier), de terminaciones sin decoraciones inútiles (“Ornamento y delito”, Loos), de espacios fluidos (“la casa como máquina de habitar”, también Le Corbusier). El modo de ver arquitectura que tiene Josep Ferrando busca sus raíces en el Moderno con la misma ética y sencillez que el Grupo Austral.

La Galería de Arquitectura y Residencia de Bisman Ediciones cuenta con el auspicio, apoyo o colaboración de las siguientes instituciones internacionales y argentinas: Embajada de España y Centro Cultural de España en Buenos Aires, Federación Panamericana de Asociaciones de Arquitectos, el Colegio de arquitectos de Cataluña, el Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo, la Gerencia Operativa de Patrimonio (CABA), el Instituto de Arquitectura y Urbanismo y el Fablab de la UNSAM, la Escuela de Arquitectura y Diseño de UM, el Museo de maquetas de FADU-UBA, las Fundaciones Tejido Urbano e IDA, Moderna Buenos Aires y Open House Buenos Aires.

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