"Nielsen sostiene que “Es bastante desagradable el libro si se quiere, pero tiene una virtud, se lee igual. Mucha gente me dijo que lo estaba por largar pero que no podía hacerlo. Mi ejercicio como escritor fue que ese horror se pueda leer rápidamente, como si fuera un folletín”.
-¿Creés que el humor permite eso?
- Fue un experimento. Yo trato de que en cada novela pueda llevar adelante un experimento literario, y en este caso tiene que ver con ese contrato con el lector del que habla Cortázar. Él dice que el lector firma con el escritor una especie de contrato tácito donde decide que va a leer la novela hasta el final si el escritor no le cambia las reglas del juego. Y la idea de esta novela era hacer reír al lector con humor negro y en algún momento mostrarle algo que sea espantoso, de lo que no se pueda reír, entonces que el tipo se pregunte: “¿Con quién me asocié? ¿A quién le firmé un contrato de lectura?” Pero que lo siga leyendo hasta el final. Por lo que sé, resultó. Hasta gente que conozco, que es muy amorosa, me dijo “el libro es horrible”. ¿Y lo largaste? “No, no pude”. Eso está bueno."
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