DIEZ MANDAMIENTOS DE LA ESCRITURA / CLARA OBLIGADO
- Amarás la primera frase de
tu cuento sobre
todas las cosas: puede ser tu paracaídas o tu lastre.
- No tomarás el santo
nombre de cuento en vano. Que escribirlo se asemeje a
pintar una ventana que se entreabre. Sé generoso: deja a tu lector dar la
pincelada última. Arrepiéntete: tacha y elimina. En un cuento suprimir es
completar.
- Santificarás las
juergas. Un buen cuentista debe obligarse a la haraganería: juega,
diviértete, distráete, convoca lo invisible. La ejecución de lo que has
imaginado es posterior y se llama oficio y disciplina.
- Escribirás para ser
otro pero desde ti. Un escritor es un arqueólogo de sí mismo.
- Buscarás la palabra exacta. El silencio no envejece.
Las palabras lujosas, sí.
- No sacrificarás el
asombro: mira
hasta encontrarlo, aunque tengas que pulverizarte los ojos. No hay mayor
lujuria que observar y luego recordar para escribir, sin descuidar los
detalles. El misterio de la vida se revela en lo mínimo.
- No juzgarás a tus
personajes, aunque cometan actos impuros, y no dejarás que se excedan por tus
páginas como marqueses libertinos: no eres su amo, tampoco su siervo.
- Escribirás desde el ímpetu
interior. Sin
ese vértigo que te convoca, no acertarás a escribir nada verdadero.
- Amarás a tus muertos, amarás
todas tus pérdidas. Bendito sea lo que fue maldito si sirve para tu cuento. Un
escritor es alguien que con ausencias y cicatrices construye un personaje
de carne. Procura que tu obra sea un monumento digno de tu soledad.
- Preservarás el
misterio: un
buen cuento se acaba, pero nunca se termina.
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