13.8.21

GUSTAVO NIELSEN / ENCUESTA A LA LITERATURA ARGENTINA

 ¿Cómo comenzó a escribir? ¿Cómo se publicó su primer libro ¿Cuál fue el clima intelectual de su casa y de su infancia? ¿Se apoyó o se desalentó su inclinación literaria?

Empecé a escribir para imitar a Horacio Quiroga. Había quedado impresionado por la lectura de “Cuentos de amor, de locura y de muerte”. Lo leí inmediatamente después de “Cuentos de la selva”. Los títulos parecían continuar con el tema de los animalitos: “La gallina degollada”, “El almohadón de plumas”. El libro produjo en mí una explosión mental. Recuerdo que se me caía de las manos, del miedo que me dio. Me lo había regalado mi hermana Fer para mi cumpleaños de siete. Yo se lo pedí inaugurando una costumbre que conservo hasta hoy, la de buscar todos los libros en la solapa de un autor que me interesa.

Publiqué “Playa quemada” a los veinticinco años. Mis cuentos venían de ganar algunos concursos: la Bienal de Arte Joven, el del Concejo Deliberante. Habían salido en diarios y revistas. Me habían invitado a un congreso de nuevos escritores en Málaga. Castillo y Fogwill mencionaban mi apellido en reportajes. Entonces  Juan Martini me llamó desde Alfaguara, cuando las oficinas estaban en Pompeya. Tamara Kamenszain, a quien no conocía -a los veinte leía cuentos, novelas e historietas, no poesía-, me ayudó con la edición a pedido de Juan. A mí solamente me preocupaba que me dejaran dibujar la tapa.

Mi casa era de clase media de Morón: apoyaron mi inclinación literaria sin saber muy bien por qué. Mi madre Josefina había escrito poemas en el secundario y leía bastante. Estuvo orgullosa de mis logros hasta el último día.

¿Cómo trabaja? ¿Hace planes, esquemas? ¿Lee a otros autores en los periodos en los que está trabajando en una obra propia? ¿Cuándo y cómo corrige? ¿Lee alguien sus textos antes de que ingresen en el proceso de publicación? ¿Escribe de manera regular o por épocas?

Hago planos, además de planes. Mi escritura es esencialmente visual. La empiezo dibujando; después la escribo a mano con lapicera, sobre hojas rayadas de papel Rivadavia escolar. Previamente  tomé cientos de notas, llené cuadernos enteros de la misma marca, de hojas blancas y tapas duras, amarillas, barnizadas.

Me lleva mucho tiempo planear una novela. Cuando finalmente me pongo a escribirla ya sé todo o casi todo lo que va a pasar, y el acto de escritura es placentero y feliz. Suelo mudarme a un lugar lindo para hacerlo, con playas o montañas. Lo vivo como una fiesta. Después de ese primer manuscrito en el que incluí todo lo que sé sobre los personajes y las acciones, toca otro período largo de traducirlo en limpio y desmalezar.

Tardo entre uno y dos meses en escribir una novela. La preparación y la corrección me llevan años.

Tengo dos lectores fieles que siempre me salvan de los papelones: Julio Acosta y Jorge Accame. Toda vez que salí con una escritora me tocó intercambiar, dar y recibir retoques textuales varios. He tenido correctoras muy buenas: Mori Ponsowy está entre las mejores que recuerdo.

 ¿Con qué interés lee lo que la crítica dice sobre sus obras? ¿Cuáles son las modalidades críticas a las que usted escucha con mayor interés? ¿Cuáles son los medios que las difunden? ¿Qué relación se establece (si es que se establece alguna) entre consagración crítica, éxito de público y calidad literaria?

Guardo todos los recortes en carpetas y los voy escaneando y subiendo a mi blog (https://milanesaconpapas.blogspot.com), sin importarme si la crítica es buena o mala. No lo hago para aprender, ni las escucho; solamente las colecciono. En realidad me importan muy poco. Creo que no llego a tener ninguno de los tres indicadores que usted menciona: ni calidad literaria, ni éxito de público, ni consagración crítica. Escribo porque lo necesito y de vez en vez y por pura insistencia consigo un párrafo interesante, o cuento alguna historia engañosa, o logro figurar en algún premio. Pero nunca trabajé para ser escritor: ni siquiera tengo agente literario. Cuando lo tuve me sentí oprimido y en deuda. No escribo para tener culpa, sino para tener felicidad.

La escritura, para mí, más que un trabajo es una vacación.

¿En relación con qué autores argentinos o extranjeros piensa usted su propia obra? ¿Cuáles fueron los autores o libros que lo impactaron de los últimos diez años?

Soy amigo de buenos escritores: Guillermo Martínez, Patricia Suárez, Elvio Gandolfo, Alejandra Kamiya, Miguel Vitagliano, María Teresa Andruetto, Marcelo Caruso, Alejandro Agresti, Claudia Piñeiro, Ana María Shua, Elsa Drucaroff, Alejandro Horowicz,  los ya nombrados Accame y Acosta y siguen las firmas. Puedo ir a cenar o a jugar al pimpón con algunos de ellos, con otros he compartido viajes y experiencias de aprendizaje. Me pasaba también con Leopoldo Brizuela, a quien conocí a los 13 años. Pero nunca los asocié a un canon o a una moda para compartir la literatura. Cada uno hace su camino: algunos están muy preocupados por su carrera literaria, e invitan a sus editores y agentes a sus cumpleaños. Otros brillan en la educación. Y otros son cazadores solitarios como yo.

Carlos Busqued  es el autor argentino más serio que vi surgir en los últimos diez años. Lamentablemente nos dejó durante la pandemia. Uno que creció de modo exponencial es Martín Kohan: sus últimas novelas son extraordinarias, de la mejor ficción que se ha escrito en este país. Un libro argentino que vi aparecer con mucha alegría fue “Cometierra”, de Dolores Reyes.                                     

En el plano internacional me sorprendieron los cuentos de David James Poissant y los de Sara Mesa.

¿Vive usted de la literatura? ¿Qué otras actividades realiza o ha realizado?

No vivo de regalías, pero tengo el Premio Municipal de Literatura, que ayuda mucho. Y en algunos momentos de mi vida di talleres, fui becado o escribí notas, por lo que sería injusto decir que la literatura no aportó dinero a mi alcancía. Aunque soy arquitecto: los ingresos más importantes, con los que me he comprado una casa, vinieron por el lado profesional. Tengo el orgullo de formar parte del colectivo Galpón Estudio (http://galponestudio.blogspot.com), junto a varios amigos arquitectos y diseñadores.

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