Así como largo, ancho o alto, el tiempo es una
dimensión. Pero mientras que podemos movernos en cualquier dirección en esas
otras tres dimensiones, solo podemos movernos en una dirección de tiempo: hacia
adelante, sin cesar. ¿Por qué?
¿Por qué no podemos retroceder en el tiempo?
Durante mucho tiempo los científicos no pudieron
encontrar una explicación convincente.
Una de las complicaciones era que las leyes de la
física funcionan bien ya sea que vayas hacia adelante o hacia atrás en el
tiempo.
La respuesta finalmente vino de un lugar
inesperado: los motores de vapor.
A principios de la Revolución Industrial, los
ingenieros intentaron comprender cómo hacer que las máquinas de vapor fueran
más eficientes.
Al examinar cómo todo ese calor y energía se movían
alrededor de un motor, desarrollaron una rama completamente nueva de la ciencia
que llamaron, apropiadamente, termodinámica.
La fuerza del
calor
Resulta que la termodinámica podía explicar mucho
más que el comportamiento de las máquinas de vapor.
En particular, la segunda ley de
la termodinámica ayudó a comprender por qué las cosas suceden en el orden en
que lo hacen.
Esta señala que un sistema aislado o bien permanece
cerrado o bien evoluciona hacia un estado más caótico, pero nunca hacia otro más
ordenado.
Una taza se estrella en el suelo, por ejemplo, y
todo su contenido se derrama.
Intuitivamente sabemos que ese proceso es irreversible.
Las
cosas tienen una forma de desorganizarse, pero no son tan buenas para
reorganizarse y la segunda ley de la termodinámica nos dice por qué.
Otra forma de verlo es en términos de desorden. Una taza está
ordenada. Al romperse está desordenada.
La palabra para esto en física es...
Entropía
Cuanto más entropía hay en un lugar, más desordenado, turbio e inútil
es.
Así es como se ve la segunda ley de la termodinámica.
dS > 0
Esa 'S' representa la entropía y la 'd' es un forma matemática de representar el cambio. Entonces 'dS' simplemente significa un cambio en la entropía.
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