4.9.20

WESTERN IN LOVE / MIGUEL GAYA


 










En previsión a un ataque de los indios

pusimos las carretas

en círculo

y

los caballos a resguardo

junto al agua

y

viendo que la tarde

se caía

con esa luz agónica

de la pradera

encendimos fuegos

y

viendo que el fuego era propicio

molimos granos de café

y

sentada con una taza de latón

entre las manos

el humo de ella subía

hacia

las dos alas de tu luminosa

oscura cabellera

y

tus ojos reflejaban

el fuego por sobre el borde

de la taza

y

me miraban

fijamente cálidos

y

entonces el tiempo pasó

y

la fogata fue apenas

un rescoldo

vivo

en la inmensidad

de la noche

y

las constelaciones

brillaron sobre

la absorta planicie

sin recortar una sola

sombra de piel roja

y

a la madrugada

en la quietud del lecho

improvisado en la carreta

puse a tu consideración

el hecho incontrastable

de la inutilidad

de la maniobra defensiva

puesto que

el último aborigen

visto en estos parajes

fue

un ranquel

en el año de gracia

de 1897

y

A fuer de ser sincero

dije

soy un guía de caravanas

apócrifo

y

mi objetivo nunca fue

el oro de California ni

mi preocupación

el merodeo agresivo

de los salvajes

y

Ni un sioux?

preguntaste

Ni un comanche

la semana pasada

hace tres meses?

Y

Ni rastros

dije

Menos mal

dijiste

por un momento

casi estuve

por creerlo.

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