1- Escribe
frases breves. Comienza siempre con una oración corta. Utiliza un lenguaje
vigoroso. Sé positivo, no negativo.
2- La
jerga que adoptes debe ser reciente, de lo contrario no sirve.
3- Evita
el uso de adjetivos, especialmente los extravagantes como “espléndido, enorme,
magnífico, suntuoso”.
4- Nadie
que tenga un cierto ingenio, que sienta y escriba con sinceridad acerca de las
cosas que desea decir, puede escribir mal si se atiene a estas reglas.
5- Para
escribir me retrotraigo a la antigua desolación del cuarto de hotel en el que
empecé a hacerlo. Dile a todo el mundo que vives en un hotel y hospédate en
otro. Cuando te localicen, múdate al campo. Cuando te localicen en el campo,
múdate a otra parte. Trabaja todo el día hasta que estés tan agotado que todo
el ejercicio que puedas enfrentar sea leer los diarios. Entonces come, juega al
tenis, nada, o realiza alguna tarea que te atonte solo para mantener tus
músculos en movimiento, y al día siguiente vuelve a escribir.
6- Los
escritores deberían trabajar solos. Deberían verse solo una vez terminadas sus
obras, y aun entonces, no con demasiada frecuencia. Si no, se vuelven como los
escritores de Nueva York. Como lombrices de tierra dentro de una botella,
tratando de nutrirse a partir del contacto entre ellos y de la botella. A veces
la botella tiene forma artística, a veces económica, a veces
económico-religiosa. Pero una vez que están en la botella, se quedan ahí.
Afuera de la botella se sienten solos. No quieren sentirse solos. Les da miedo
estar solos en sus creencias.
7- A
veces, cuando me resulta difícil escribir, leo mis propios libros para
levantarme el ánimo, y después recuerdo que siempre me resultó difícil y a
veces casi imposible escribirlos.
8- Un
escritor, si sirve para algo, no describe. Inventa o construye a partir del
conocimiento personal o impersonal.
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