Esta antena es
un homenaje a Nikola Tesla, el “descubridor” del siglo XXI.
Sus inventos anticiparon
Internet, el wifi, el whasapp, los celulares, la radio y la televisión. Casi
todos los adelantos que hoy utilizamos fueron anticipados por Tesla. Por eso
decidimos hacerle un homenaje reciclando su diseño de la Torre
Wardenclyffe. Es una operación
posmoderna de sustitución: conservamos la cáscara cambiándole el contenido.
Creemos que no puede haber un ícono más noble para Tecnópolis que este buen edificio
de acero.
La Wardenclyffe, también conocida
como Torre Tesla, fue la primera antena de telecomunicaciones inalámbricas, diseñada para la
telefonía comercial transatlántica y transmisiones de radio entre los años 1901
y 1917. La idea solapada del inventor era la de cubrir una zona urbana
importante para brindarle, además, iluminación gratuita, limpia y sin cables.
Lo había probado en la exposición Mundial de Chicago con éxito, logrando
encender todos los pabellones utilizando solamente el aire como conductor. Las
empresas de electricidad boicotearon el proyecto antes de que Tesla pudiera
terminarlo.
La antena de
Tecnópolis toma la imagen de la Wardenclyfe,
reinventando su cúpula como restorán. El montaje de la torre sobre el eje
de Tecnópolis permite la contemplación de todo el paisaje y a la vez lo hace
funcionar en la lejanía, a modo de faro.
En la subida hay
cinco paradas intermedias que sirven de miradores de intemperie. El trayecto
final, desde la última salida de
ascensores hasta el óculo de las antenas está cerrado mediante paneles de
vidrio que componen la cáscara interior transparente del restorán. En la base
de la torre hay una plaza pública con un local de venta de recuerdos.
A Nikola Tesla, ese niño grande, le hubiera encantado estar aquí.
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