8.9.16

JULIA MAGISTRATTI

Una gota cae sobre una chapa,
el ruido que escuchás es la velocidad con la que se acercan
al mundo las cosas incontenibles:
el amor, una idea sobre algo,
el embrión de tu hijo.
Las marcas que aparecen en tu cara
son de la velocidad de la vida
sus meteoros tempranos
desatando el presente.
La respiración:
el sonido de la velocidad con la que nos detenemos
apegados a la salida de la luz.
Todas las conspiraciones atacadas por las vacunas, las frazadas,
los remedios.
El apasionado camino de las hormigas
es la línea de la vida que se mueve.
Ahí van las nubes que se persiguen entre sí, orientadas
en la flotación
y tu lágrima que sale sola
perseguida por aguas tuyas
-la primera lágrima es la lágrima, el resto es la velocidad
del pensamiento -
El estruendo que hacés cuando pisás
es la velocidad de la caída del tiempo,
como una gota estallando
las superficies.
Todo está expuesto de una vez para siempre:
las cosas vienen, embisten y se van.
Y en el mismo suspenso
todos los abrazos son el mismo.

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