Pasaron tantos meses desde
que escribí esta nota hasta que salió, que todo lo que dice y era cierto sobre
mi condición en el mes de febrero se convirtió en ficción y fantasía para
julio, como sucede con los grandes triunfos y los peores fracasos.
Eso es lo increíble
del tiempo. A la larga es malo; te
enferma, te envejece, te mata. Pero en pequeñas dosis –en dosis cortas- es una
maravilla: nos regala el olvido.
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