"Antes de venir me asesoré por un amigo para ver qué compraba, y me dijo: “comprá algo que a él le haya gustado, una cosa rara, algo de sus amigos, algo de Gandolfo”. Yo ya había leído la correspondencia entre Mario Levrero y el poeta cordobés-rosarino Francisco Gandolfo y, como mi amigo no había especificado qué Gandolfo comprar (si Elvio o Francisco), iba predispuesto a comprar algo del padre. Francisco y Levrero se escribieron cartas entre 1970 y 1986, una selección de éstas las hizo Osvaldo Aguirre para el libro Correspondencia; Aguirre aparece junto a Elvio Gandolfo en los agradecimientos de Dejen todo en mis manos. En mi mente estaba comprar Plenitud del mito que Levrero en Correspondencia consideró como su consolidación: “Por fin logró salirse de todos los carriles; si tal vez nunca lo suyo pudo llamarse poesía, tampoco a esto se le puede llamar novela, ni tratado filosófico y, de pronto, lo que uno encuentra es el auténtico impulso poético”. Sin embargo Mario o Jorge, como firmaba esas cartas, se quejaba de la ausencia de “un miserable autógrafo”.
Una gran nota de Gonzalo León para LA AGENDA.
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