4.4.16

MAD MEN NIL / Ñ

Don Draper es el hombre que se inventó a sí mismo. Peggy Olson también es una mujer que se hizo sola. Muchos de sus atributos son su karma -en él la seducción, en ella la constancia-, ambos cargan con equívocos –él con su nombre falso, ella con su maternidad despreciada-, ambos son personas reales metidas en una serie. Ninguno acepta su pasado. Los une la inteligencia y la soledad.
Los problemas que se arman y los beneficios que se suceden en Sterling Cooper se parecen, modestamente, a los problemas y a los beneficios que tenemos en nuestro Galpón Estudio de Chacarita. Con celos, alianzas, diferencias, ganancias y pérdidas entre socios, invitados y pasantes. Un sistema cerrado adentro de una gran oficina; en la serie es de publicidad, en la realidad que nos pertenece, de diseño y arquitectura. Y me gusta Mad Men no solamente porque le encuentro parecido con nuestra cotideaneidad profesional,  sino porque además el tema que se comparte, la creatividad grupal, es el mismo. La discusión es la misma, una que se mueve entre las ideas más abstractas y su concreción económica, la magia y los clientes, la invención y la materialidad, el encierro y la sociedad que se cuela por debajo de la puerta, como si fuera viento.
Y me gusta también eso en lo que intentamos no creer, pero existe, y tiene que ver con el ánimo en la experiencia creativa. Que cuando estamos bien, creamos bien, y cuando dejamos de ser felices nos caemos.
Draper y Olson, cada uno por su lado, representan la parte de la humanidad que me interesa.

Siempre he tratado de estar en ese club.   

No hay comentarios.:

Publicar un comentario