"El hecho de que un espacio de arte haya sido
bautizado como Galería Grafica Gestual implica desde el vamos una toma de
posición y una tendencia estilística, aunque ya se sabe que mientras las
palabras intentan fijar los conceptos, la práctica del arte los volatiliza. En
ese sentido, por ejemplo, nada aparece como demasiado gestual en las
piezas de los tres artistas de esta muestra inaugural, las cuales tampoco
parecen justificar con suficientes evidencias eso de Acción, Gesto, Detalle que se promete desde el
título. No estemos tan seguros, no obstante. Por lo pronto, habría que
diferenciar los alcances de la idea de acción, apartándonos un poco de la
inmediata, y quizás inevitable, referencia a la Action Painting, asi como podríamos precisar más
específicamente de qué hablamos cuando hablamos de gesto en artistas que no necesariamente
practican eso que se conoce como gestual,
y que tan buena prensa tiene.
La presencia del gesto expansivo, olímpico, el
que compromete todo el cuerpo en la irrupción sobre el soporte, no está
presente aquí. Cada uno a su manera, estos tres artistas concentran su traza,
su marca subjetiva en la microfísica manual, en los pequeños
movimientos de la muñeca y de la mano que definen su campo con células
caligráficas, escrituriales, ornamentales, en un dinámica atemperada, donde el
módulo constructivo es siempre centImetral y nunca mayúsculo. En ese mismo
sentido, los tres ejecutan su acción en un completo control de la
delimitación energética y física de la misma, entendiendo el acto consecuente y
sostenido que necesitan para la homogeneidad de su sistema como resultado de un
muy atento control de la velocidad, la precisión y la
fuerza expresivas. Taliano es, en este aspecto, quien más difícil la
tiene, materialmente hablando, por la necesidad del corte recto
y regular que él mismo se impone para mayor eficacia rítmica y contrapuntística
de sus assemblages tipográficos, frente a la evidente
resistencia de la madera de cajón de frutas que utiliza. Méndez y Waizmann
son, en cambio, monjes de tablero y caballete - así de anacrónico como suena -
, escribas condenados por sus propias, obsesivas delectaciones, a la
infinita deliberación de la línea, electrizada o precisa, garabateada o
geométrica, cada uno embarcado a fondo en las exigentes demandas constructivas
del planteo óptico que han concebido: el " letrismo infográfico y un
paradojal automatismo silogístico ", como dice Luis Felipe Noé (*),
en Méndez, y los electrizados, paroxísticos zigzagueos de puntos, rayas,
texturas, garabatos y pinceladas en una exasperada, turbulenta acumulación del
lenguaje en Waizmann.
En cuándo al detalle, en ninguno aparece como
programática precisión narrativa o icónica sino como consecuencia de
una estrategia mayor. Salvo Waizmann, de quien podría pensarse que
eventualmente, aquí y allá, y aun a pesar de un persistente, deliberado
borroneo, se detiene y se aplica a una definición más nítida del
sector más minúsculo, Méndez y Taliano sólo prestan atención a la anatomía
de las partes cuando ya han determinado la lógica del conjunto,
aunque también es cierto que, en Méndez, no se produciría esa orquestación
perfecta del todo si él no se dedicara, como lo hace, al escolástico y
prolijo delineo sensible de sus patterns y circunvoluciones.
Como sea, GGG abre el juego de la discusión y
del cruce de disciplinas con tres artistas muy disímiles pero altamente
productivos y, cada uno a su manera, copartícipes de una misma vocación de
rigor y experimento."
Eduardo Stupía.
(*) Alberto Méndez y sus Mapeos - Luis
Felipe Noé - catálogo para muestra en La Línea Piensa
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