22.11.13

TU FRNKNSTN 2 / FEIRA DO LIVRO

La biblioteca estaba en penumbras. Decidí no llevar la laptop para no agregar luz. Mi Scheffer plateada regalo de Poli; hojas de repuesto escolares, con renglones; muchos cartuchos de tinta azul. Me gustaba la galería romana de abajo; me gustaba la sala  central con los libros a la que nadie podía entrar; pero sobre todo me gustó un sillón turco y el salón egipcio. Llevé el sillón al salón. Los escritores que pasaron por mi espacio, duraron apenas minutos. Los fui echando con la mirada. Para mi sitio, solamente fantasmas.
El cuento que escribí se titula, hasta ahora, “La biblioteca de Poe”. Todavía no lo entregué. ¿Cómo funciona la inspiración en un lugar de distracción? Amo lo siniestro, me siento bien ahí. Me compré una casa hace cinco años porque me dijeron que la habitaba un fantasma. Me encerré en ella desde la primera noche. Jamás apareció.
El protagonista de mi cuento es Andrés, un amigo verdadero que nació enfermo y estaba destinado a partir pronto. Un año antes de que muriera hicimos este pacto: el que se fuera primero volvería a visitar al otro. Fue un pacto injusto, porque era obvio que se iba a ir antes. Murió durmiendo. Pensé que iba a aparecer ahí, en la biblioteca de Porto Alegre. No sucedió. Solamente apareció en mi cuento.
Andrés nunca leía. Había heredado la Enciclopedia Británica en una edición del año de su nacimiento. Decía de la colección que era un muro macizo, por el volumen que ocupaba. Nunca la abrió, pero tampoco nunca se atrevió a deshacerse de ella. Tal vez era su talismán. Yo era el único que la consultaba. Pensé que sus padres iban a regalármela, a su muerte. La vendieron por chirolas.
La verdad es que me gustaría poder creer que hay algo más allá, pero si Andrés no vino, sé que no hay. Nada. Toda la religión, todas las leyendas y las esperanzas de la humanidad son pura literatura. Un asunto de escritores encerrados en una biblioteca vacía, hasta el amanecer.

Al menos hay ficción.

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