1-La mayoría de collages del pasaje Lanín tienen una presencia casi
líquida: amebas, gotas, espermatozoides, ríos, lagunas, óvulos, charcos,
células. Otras, las que parecen líquenes o lianas, conforman el orden vegetal. Graciadió no hay personas ni animales.
2- La alegría principal de las dos dimensiones se llama color. Si además
hay solcito y el aplicado es vítreo, hay que agregarle una sobre alegría
divina, un plus propio de este pasaje: el brillo.
3- Fachada a la espera de la aplicación. Tiene solamente hecha la carga
de la terraza, lo que quiere decir que este vecino tardó en donar su frente al
proyecto artístico de Marino y la Muni. El sistema es el siguiente: los vecinos
le tienen que pedir por escrito una obra al artista, que se ocupa de toda la
gestión municipal y la realización. Al vecino le sale gratis. Las fachadas que
se ven completas son las pautadas desde el año 2001, en el que inauguraron el
pasaje como galería de arte a cielo abierto. Las de mosaico parcial, como esta,
son las que se decidieron cuando en el barrio se hizo Casa FOA.
4-Aquí el artista explora el paso dos de todo collage: la exageración
del relieve. Las franjas verticales están remarcadas como si fueran pilastras
que no sostienen nada. La técnica es la de siempre: azulejos y mosaicos rotos,
más venecitas de colores. La diferencia, en estos sectores más corpóreos, es
que llevan debajo una carga mayor de mortero de asiento.
5- Para ganarse a los vecinos, lo primero que Marino Santa María
gestionó con la Muni fue la reparación
de todas las veredas y cordones, con más iluminación. En lugares peligrosos
como Barracas (eso dicen los GPSs) es fundamental tener prolijos esos dos
ítems: luz que espante en choreo y piso firme por si hay que rajar. Así Santa
María se metió a los vecinos en el bolsillo. La vereda quedó con su terminación
de baldosa vainilla original.
6- Todo lo que es moldura no
lleva mosaico, como vemos en esta clave sobre dintel recto. La moldura de por
sí es un ornamento; ornamento sobre ornamento hubiera resultado empalagoso.
“Las molduras son el estilo de las casas,” comenta Marino, “su propia escala de
nobleza”. Coincido.
7 – Placa de bronce con esta inscripción: “La República de Barracas a
Marino Pérsico. Maestro, ceramista y amigo“. Santa María es hijo de Pérsico, pero
tomó el apellido de la madre para no repetirse.
8 – Esta es la puerta del taller del artista. El día que fui había cinco
alumnas, tres ayudantes y dos perras, la mamá con su cachorra. Estuve jugando
con la chiquita un rato, mientras esperaba. Divina, casi me la llevo al
Cuchitril. Le hubiera puesto Diana.
9- (acá pegué un lunar de la muestra de Yayoi –shhhh, no digan nada)
10- Dos casas más allá está el paredón de ladrillos que nombré en la
nota, con el tren pasando por arriba. Después la calle dobla y sigue,
convertida en una normalidad vial porteña, esas cosas comunes de Buenos Aires
que nunca vamos a describir en estas páginas. ¡Aguanten los pasajes!
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