1-
Los comercios no son vidrieras desaforadas ni explotan en cartelería: lo
primero que asistimos es a la ausencia de marquesinas, ni bien damos la vuelta
a la esquina.
2 - Fachada italianizante, de un
academicismo sereno, pero dotada de herrería española en los balcones y
ventanas, lo que desconcierta un poco. Constructor italiano con esposa gallega.
3- Pintoresquismo puro, de a par. Están
construidas por la misma persona, tienen arcos góticos rebajados, con heráldica
de leones y bacinetes. La fachada a la pelu de Miguel Romano tiene doble
cabezas de armadura: una con la visera apuntando hacia la estación Bulnes, otra
apuntando al frente.
4- Ficus ochentosos. A nivel doméstico
siguen usándose para balcones y terrazas; en la calle parece que son plaga.
Habrá que investigar: acá dan una escala agradable y un verde brillante casi de
pintura acrílica, un color que no presenta la arquitectura.
5- El pasaje pierde los estribos y
asciende, duplicando en altura al resto de las fachadas. Intervenciones de los
setenta bastante horribles, pero que al menos tienen la delicadeza de amoldar
sus proporciones al edificio más antiguo. Lo primero que salta a la vista es el
achicamiento de las alturas interiores de los departamentos nuevos: el moderno tiene dos pisos más que el
academicista, con el mismo porte. Cosas de la especulación inmobiliaria.
6- Esta casa chorizo debe ser del veinte,
pero el crecimiento es posmoderno, propio de los ochenta. El añadido con
revestimiento de ladrillitos de máquina y
frontones curvos industrializados, no me deja mentir. El posmo es un
chiste que hace juego con los ficus.
7- Barberis, Renzi, Picareu antes, ahora
Bence. Todos ingenieros civiles. Componiendo una casa al estilo francés, otra
al inglés, con almohadillados, arcos
rebajados en la planta baja, de medio punto en el piano nobile y rectos en
mansarda. La inglesa con bow window y buhardilla.
8-
Tarea para cuando visiten Anasagasti: miren la cara de felicidad que
tienen las gordas de estos mascarones. Pura sonrisa. Dan ganas de ponerse de
novio con las dos.
9- El edificio que hace esquina con Güemes,
otro ejemplo afrancesado, es de Herrera,
Agote y Fillol. Así eran los ingenieros de las Academias: sabían de estilo. Me
gustan más que los de ahora.
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