24.5.13

(J)ODA AL CAPITALISMO / JAVIER CHIABRANDO


"Ayer, como buen hombre comprometido, me levanté odiando al capitalismo. Anduve medio zombi todo el día. Compartí esta idea en las redes, donde cualquier pensamiento, por salame que sea, tendrá seguidores, pero no me sentí mejor. Eso sí, casi todos mi amigos, la mayoría desconocidos, me dieron la razón. Sabrán de lo que hablo si digo que me aquejaba esa sensación de querer rajarme a una isla desierta a comenzar de nuevo, cual Robinson Crusoe, olvidando traiciones, imbecilidades y cierto tufillo a país ingrato.
A la noche escuché a Julian Velard en mi MP3, surfeé páginas porno gratuitas en mi PC All in One, me tomé dos tragos del Johnnie Walker que me trajo Papá Noel, y odiar el capitalismo me pareció odiar el aire mismo. Después de todo el capitalismo nos permite ser la basura que somos. Mejor dicho, el capitalismo nos permite ser lo que somos como civilización, incluidas bajezas y algunos méritos. Compartí este pensamiento, completamente opuesto al de la mañana, en las redes, y batí el récord de puteadas.
Creo que cierta subespecie de hombre de esta época (el que desea sonar políticamente correcto), ha descubierto que una personalidad ya no es inevitablemente producto de los sobresaltos de la niñez ni de la identificación sexual, sino que también cuenta una religión urbana formada por leyes menores: no bromear sobre el género femenino, cuidarse de llamar judío a un judío o negro a un negro; y hablar mal de la televisión y del capitalismo.
La mayoría de los que se despachan contra el capitalismo con la misma precisión científica con la que odian a su suegra, deberían recordar que a rey muerto, rey puesto. Y sabemos qué rey queremos matar, pero no cómo remplazarlo. La opción comunismo a la rusa desapareció en los alcantarillas de la historia. Y el comunismo a la china no vale ni tenerlo en cuenta porque es comunismo capitalista; para entenderlo habría que ser chino, y eso es más difícil que amar el capitalismo y a la suegra juntos.
Yo diría que somos el resultado mismo del capitalismo; sus creaciones. Criticar el capitalismo es criticar el mundo tal cual se lo conoce. El único que se conoce. Lo que nos rodea, los hábitos en los que estamos sumergidos son productos del capitalismo que nos acompaña de día, y de noche se traslada a nuestra cama. En la cama usaremos Viagra, preservativos o adminículos recreativos según marcas y hábitos que el capitalismo dicta. Hasta la marca del whisky del estribo cuenta, tanto que si alguien se levanta a una señorita de fojas importantes, y luego se despacha saboreando un Criadores al grito de "qué bueno", será abandonado por el franelita que le cuida el auto."

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