En el Museo Nacional de Bellas Artes hay una interesante muestra de dibujos y grabados. Son ochenta y tres trabajos de artistas franceses, italianos, españoles, alemanes y belgas, realizados entre el siglo XIX y el XX. Hay varios de Ensor o Picasso, más de Rodin, una naturaleza muerta de Braque. Modigliani, Chagall, Klee, Matisse, Carrá, Kollwitz, De Chirico. Hasta hay un dibujito de Federico García Lorca. Todos fueron hechos sobre papeles. Son bocetos y anotaciones en libretas o servilletas. Borradores de la cocina de los maestros, con el fin de construir algo después. Llenos de ideas. Hechos en minutos, tal vez con el artista parado en la calle o mientras come o bebe en su taller. Planteados para enseñarle un detalle al alumno, para estudiar el cuerpo de la modelo nueva o para poder entenderse a sí mismos antes de enfrentar el gran lienzo. La mayoría son enérgicos, directos, otros revelan dudas y correcciones, el pentimenti del pintor.
Son viejos rectángulos de papel, algunos amarillos, algunos con el trazo a punto de desaparecer para siempre.
El momento preciso en el que los grandes se olvidaban de la eternidad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario