22.12.12

LOS PLANETAS DE PLA


1. TRIDIMENSION

Cuando era chico tenía un juego de escuadras que venía con una leyenda en verso. Paz y amor, regla y transportador. La otra cosa que traía era un dibujo que cambiaba cuando lo pasabas por delante de los ojos. Todos los chicos lo querían. Guardé durante años esos útiles escolares como si fueran joyas. Parecían con relieve, aunque eran planos. Tenían movimiento, aunque estaban –eran– quietos. Ni idea teníamos por entonces de que podían ser hologramas. La palabra holograma no existía por esos años en Castelar.
Cuando recibí el libro de Pla, volví a tener la misma sensación: la pelota de la tapa se sale de la tapa. Y se mueve sin moverse del lugar. Lo dejé sobre mi escritorio, en el estudio. Cada uno de los que pasaron se detuvo a mirar el juguete.
Pla tiene necesidad de tres dimensiones. El libro no le alcanza, a pesar de que es un jugador de superficies, uno de esos que andan comprometiendo las fachadas de las cosas. De esos que les hacen tatuajes a los volúmenes antes de armarlos, ya sea con Escher, con arte óptico, con caracoles, con disfraces de la Bauhaus o la cara de Charly García. Primero los imprime en el plástico, en el cartón, en tela. Y después, gran modisto, tajea el molde, lo dobla y lo vuelve tridimensional.
Pla hace un arte que tiene hermanos en el diseño gráfico, pero se jacta de tener primos entre los monumentos. Por lo que es fundamental, para su ser, agregarle la otra, la esquiva, la tercera difícil dimensión.
A Pla, el pla-no no le alcanza.

2. ESFERA

Adivino la carita de Pla cuando leo esto: hizo unas caras enormes con miles de otras caritas, por adyacencias verticales, y armó una pileta pegando una pantalla con otras en horizontal y la gente, los críticos, le decían siguen siendo planos. Pla-plan. Entonces él se metió con el cubo octaedro y con los biombos de tres hojas, y hasta con un icosaedro triámbico, también llamado el pequeño icosaedro estrellado, cuando hizo el complejo trofeo para el Bafici. Pero al final de cuentas todos eran poliedros regulares o casi, posibles de de-sarrollar en una cartulina. El icosaedro, por ejemplo, son apenas 60 triángulos domesticados por los bordes. Imagino la cara de Pla cuando para su evolución de artista lo venían a sobrar con estas pavadas. El déjà-vu de la complejidad lo llevó a la esfera. A las esferas. A las esferas sobre esferas; a las esferas 2 D contenidas en esferas 3 D. Y que los ojos enloquezcan.
Una manera enérgica de acabar con el plano.
Edu Pla es un hedonista de la geometría.


PLA EN RADAR.

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