"BORGES, Jorge Luis. N. en Buenos Aires el 24 de agosto de 1899 y m. en Ginebra el 14 de junio de 1986. Escribiendo en su modesto rincón, perdiendo la vista, aportó una nueva actitud a la prosa de ficción fantástica: compostura formal, ojo conservador e irónico, humor medido, oxímoron (claroscuro, agridulce, pianoforte), todo eso transmitido al mundo en el lenguaje mejor escogido. Jorge Luis Borges goza de un culto exagerado en el mundo, y en su país natal ascendió a la categoría de monumento nacional. Hubiera podido mejorar con un buen corte de pelo, su traje siempre estaba raído, pero no le importaba porque sabía que tarde o temprano estaría criando margaritas. Su gusto por dejarse llevar por las pesadillas adquirió con él el rango de principio literario. Como le dijeron a ese oso hormiguero que había ganado la lotería: “¿A qué viene esa cara larga?”. Borges también la tenía. Perfección estilística. Pensemos un rato en la perfección estilística. Hmmm... (ronquidos, ronquidos). Una experiencia buena y mala, mitad la voz más estimulante de la literatura argentina del siglo XX, mitad un falso profeta de la sangre y el semen. Pésimo traductor en un país muy aficionado a la lectura de revistas. Desde su aparición el tránsito de la ficción argentina avanza en segunda. Después de haber intentado ignorarlo todo lo que pudo, frente a Borges la pregunta que la sociedad se plantea es esta: ¿cómo neutralizarlo? Y la respuesta es siempre la misma: asimilándolo. En vez de reconocernos en lo extraño, lo extraño se vuelve nosotros mismos, o sea, irreconocible. Cuanto mayor es el artista, tanto más urgente resulta la operación. Borges ya se ha vuelto un modo de no leerlo."
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