24.7.12

JUAN CASAMAYOR EN PÁGINA 12 / PÁGINAS DE ESPUMA EN LA ARGENTINA


"–La música y el cine ya no se mueven con los modelos que tuvieron en décadas pasadas. El libro impreso, en cambio, sigue anclado aún a un modo de ser y de estar un tanto obsoleto. ¿Por qué “atrasa” el libro?
–Primero deberíamos pensar en el marco del libro y en sus raíces. El cine es un invento que tiene unos cien años y la música comercializada como tal puede tener 70 u 80 años, ¿no? El libro se lleva comercializando desde hace varios siglos. Y tiene algo intrínseco que posiblemente no tengan otros canales culturales. Lo que más mueve un libro, más allá de todo el esfuerzo promocional que se pueda hacer, es el boca en boca entre los lectores. Ese boca en boca únicamente reside en la lectura. Y la lectura lleva su tiempo; es un caldo lento. En una sociedad que corre hacia el vértigo, hacia la aceleración, hacia los cien metros lisos, correr tres mil metros de obstáculos, que es el tiempo que necesita el libro, es una contradicción pura y dura. Claro que los medios comerciales se pueden mejorar. Se ha hecho mucho. El canal de información que hay entre distribuidor, editor y librería a nivel informático es extraordinario.
–Pero en un momento la industria del libro se “desquició y puso en circulación una oferta que no tiene una demanda real. Nadie o casi nadie va a producir equis cantidad de coches si no los va a vender. El libro debería funcionar de la misma manera, pero los grandes grupos lanzan una serie alocada de novedades que no encuentran sus lectores. La crisis del paradigma del libro, ¿traerá una suerte de saludable ecología respecto de la cantidad de títulos publicados?
–Sí, y el primer síntoma es la reducción de las tiradas, no así tanto de los títulos, que es lo que llama la atención. Nunca se había leído tanto en España; los índices de lectura mejoran año tras año. Pero lo que sucede con el libro se parece a la “burbuja inmobiliaria”. Hay una burbuja bibliográfica-editorial que no es sostenible. ¿En qué redunda esto? En un retirar continuo de los libros en las librerías, que está en contra del hábito de lectura. A esto se suma que ha habido unas políticas enloquecidas, como tú dices, sobre todo de los grandes grupos. Pero nadie está exento de haber participado en esta burbuja; desde los pequeños a los grandes, todos hemos colaborado a que haya más de 100.000 nuevos ISBN al año en España. Desde un pequeñito ayuntamiento en un pueblo de Extremadura hasta Planeta; de un libro digital a un libro de bolsillo. Todo ha sumado para que haya una oferta que está muy por encima de la demanda. La industria del coche es un ejemplo que me viene muy bien. ¿Cómo se venden los coches? Los concesionarios piden los coches que quieren. Y son en firme. Por el sistema que tiene, en el mundo del libro tú produces –y puedes hacer todos los ejercicios y análisis previos que quieras–, pero el librero devuelve. No compra en firme. Con esto no quiero decir que el librero tenga la culpa, sino que el sistema favorece la edición por encima de tus posibilidades, para garantizar una mínima colocación y visibilidad. ¿Pero qué supone esto? Que te comes ejemplares y que el que gana es el transportista que los lleva. El libro está sometido al “síndrome del chicle o goma de mascar”: va y vuelve; se estira. Tenemos una distribución obsoleta."

Hablando con Silvina Friera en Espectáculos. Imperdible.