"De pronto quiero devolver celulares encontrados en taxis. Quiero hacer justicia por todos los teléfonos que alguna vez dejé olvidados y que nunca cayeron en manos tan buenas como las mías. Me creo buena persona. Siento que puedo cambiar el mundo. Porque este teléfono es pulenta, mucho más lindo que el mío. Es de una chica, me entero porque llama y atiendo. Tendrá, qué, veintidós años, ella. Que se quede tranquila, le digo, que yo soy re capa y se lo voy a devolver. Se llama Fátima.
Corto y me pongo a revisar su bandeja de entrada. "Manu" no para de aparecer como remitente, empiezo a investigar. Soy Sherlock. En elementos enviados se ve que ella gusta de él, le escribe con excusas estúpidas. Con los días la cosa se pone más literal y ya directamente lo invita a tomar un mate a la casa. Él acepta. De otro, un tal Nehuén, le llegan mensajitos hace poco. Histeriquean. Nehuén le tiene ganas, nada serio. Y cada tanto, aunque hace varios días que ya no, hay mensajes de un Juan Andrés que responde a los "Hola, quería saber cómo estabas, perdón si te jode" con los que Fátima arranca una seguidilla insufrible de sms. Tan ex. Él le dice que la ama, entre palabras tales como "pueblo", "camioneta" y "gordi". Ella no se puede desprender. No puede soltarlo. Si Manu le diera bola, ya no le escribiría más. No se sabe de dónde es Fátima (su número de teléfono es larguísimo), pero sí que sus gustos musicales son amplios: Arjona, Ricardo Montaner, Andrés Calamaro, Guasones. Cierro el teléfono.
No puedo evitarlo, lo vuelvo a abrir y encuentro fotos guardadas en la memoria del aparatito: él, con el pelo alisado, arriba de un caballo. Los dos arriba de un caballo. Fátima estudiando. Un perro arrugado. Un departamento vacío. Él y Fátima en el obelisco. Los dos con el perro. Los dos besándose. Los dos en un auto. Fátima sonriendo de perfil. Fátima sonriendo del otro perfil. Fátima con un vendaje en la nariz. Fátima con un vendaje en la nariz. Fátima sonriendo de perfil con una nariz enorme. Más fotos del perro arrugado. Él en un tractor. Él, claramente, es Juan Andrés. Daban bien juntos.
El taxista me interrumpe. Me pregunta si es ahí y, No, le digo. Cruzando. Un poco más adelante. La de la reja."
El posteado original en el blog Tantoporvenir.