"Cuentistas buenos hay muchos. Excelentes, bastante menos. Y los destacados de verdad producen un efecto extraño: eliminan en la expectativa la figura personal del autor. Uno no piensa: “Qué bien, salió otro libro de Fulano”, sino “A ver qué cuentos hacen ahora”. Como lector me provocan esa expectativa concreta, riesgosa, Samantha Schweblin, Saer, Hebe Uhart, Patricio Pron, Fogwill. Y muy en particular, Gustavo Nielsen.
La edición local (primero fue en España) incluye tres de sus mejores relatos. Son “La vida cantada”, “La fe ciega” y “El café de los micros”. Con una bienvenida particularidad: no se parecen a sus mejores cuentos anteriores."
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