3.8.11

SWICHEAR, SURFEAR / CLARÍN

Cuando estoy metido de lleno en la escritura de una novela, es porque ya busqué todo lo que necesitaba en el Google. Para no tentarme con los meils o el chat, ni siquiera la escribo en la máquina: lo hago primero a mano, en lapicera. Después paso las cosas con la seguridad de tener una memoria anotada, el mejor tónico para el olvido. Y ahí sí, en la trascripción, me distraigo con ganas.

Swichear en Internet se parece a rajarse de esas reuniones atestadas de gente, adonde uno dice qué plomazo, ya está, y enfila despacito y sin saludar como para el baño pero encarando hacia la calle, con la ilusión de que nadie te vea. Y resulta que al final te dejaste la bufanda colgando del respaldo de la silla.

Si lo que escribo no me parece demasiado importante, ahí sí, lo hago directamente en pantalla y me paso de los Space Invaders a Milanesa con papas, de Gmail a Taringa, de 13 Days in Hell al Skype, meta surfear con el Word como tabla. Tenía un remate buenísimo para esta columna pero está Piro en el Messenger, chau.

El cuerpo de la nota, acá.

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