27.1.11

SECCIÓN PERDER UN AMIGO / NOREP


“Norep” es la ópera prima editada de Omar. A Genovese se lo conoce por los blogs, por los posts urticantes y desaforados de la Witzky, en su Phantom Circus. El título alude a Perón dado vuelta, como hubiera marcado Luca Prodan en el cieguito volador, y además es una especie de anagrama de “no descansa en paz” (NO-RESQUIESCAT-EN-PACE). La idea, furiosa, es tener un infierno adonde los personajes más diabólicos arman una cofradía de ultratumba, una jefatura de abajo. Donde lo único que aspiran es a volver a subir, como cualquier villano de comic, desde el Pingüino hasta Plancton o Duhalde, y tener el poder otra vez. Los personajes son Hitler, Pol Pot, Koba, Apold, Göring, Goebbels, Mengele, Lopecito, Eva y el Pocho (no estoy de acuerdo en que Eva y el Pocho se queden tan pegados a esos monstruos, los considero mucho mejores que todo ellos, ¿no es una exageración? – Massera podría entrar en la lista sin problemas). El infierno está manejado a distancia, como por control remoto, por un Maligno al que nunca se ve (un acierto). Mengele es el que diseña y prueba el ejército de norepistas, unos bichos horribles que tocan el bombo y sacuden pancartas, destinados a poblar la plaza. El Pocho lo único que quiere es volver a estar en el balcón, levantando unas manos transparentes. Pero los monchos no pueden subir. Primero, porque en el infierno no hay escaleras, y tienen que andar haciendo la molesta pirámide humana. Nadie resiste ni quiere estar demasiado tiempo abajo. Segundo, porque hay una especie de Contac, una membrana irrompible que separa lo de abajo de lo de arriba. Tercero, porque hay una filtración de info que siempre llega a quien no tiene que llegar. Cuarto, por la traición.

Omar nos tiene acostumbrado a posts deslumbrantes, adonde el discurso y la verborragia son muy eficientes, ya que son textos cortos que deben dar –y dan- en el clavo. Este mismo esquema es utilizado para mover los hilos de su novela, y si bien son muy efectivos por momentos, cuando se repiten frenan la lectura. Lo mejor de la novela son los raptos delirantes entre los personajes, lo que hacen o dejan de hacer. El momento en que el General forra su gorro pochito con papel metalizado para que no le lean la mente, sus diálogos persecutorios con Eva y El Brujo, la pirámide humana, la presentación del Súper Bowl norepista con una maqueta hecha en base a una palangana, etcétera. En el lugar de Omar yo habría explotado más este encierro berreta con esas personas, la comunicación entre ellos, los proyectos frustrados, las esperanzas que se traen de arriba. Me quedé con ganas de más miseria y más acción. Y le hubiera quitado un poco de discurso, de esa máquina que tal vez esté gastada por la misma política, y de la que acá se vuelve a hablar constantemente como joda. Rescato la desfachatez y el descaro para tratar a los horrendos “próceres”; siempre es bienvenido. El resultado final es una novela hilarante que podía haber dado más. Igual me gustó, es un primer libro, en los primeros libros los escritores ponemos toda la nerca. Y acá hay asado de Perón, lo más jevi del Coto.

Sale y vale con fritas.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario