29.10.10

EN GRATITUD AL REALISMO PUNK DE FOGWILL / FLORENCIA ABBATE

"Si tuviera que presentar a nuestro querido Fogwill lo haría con tres libros: Los pichiciegos. Visiones de una batalla subterránea, Muchacha punk y Vivir afuera(por cierto tres ejemplos de cómo se elige bien un título). Con esos libros Fogwill consolidó lo que podría llamarse un nuevo tipo de libertad de expresión en la narrativa argentina: contar lo que no estaba contado, representar lo impresentable, escribir siempre en contra de la corriente y contra los presupuestos culturales que rigen lo que uno espera oír acerca de ciertas cosas.
Fogwill ha sido el apasionado defensor de un tipo de literatura que ejerza una libertad que nos haga sentir un poco incómodos. Y por eso tal vez sea el único heredero de Osvaldo Lamborghini, y de su voz conmovedora y cruel; la de los libros escritos contra la hegemonía de la moral burguesa, o en términos más amplios, contra la hipocresía.
Lúcido cronista del pasado inmediato, Fogwill desarrolló una narrativa que contiene una crítica a la idea de felicidad dominante en cada época; allí están la dictadura militar, la Guerra de Malvinas, la primavera de la primera democracia y la ola neoconservadora de los 90, escritas desde el reverso de la historia oficial, como si hubiese querido revelarnos una historia argentina que permanece secreta para aquellos que la hacen.
Los pichiciegos fue el libro que asumió los riesgos de mostrar esa guerra innecesaria como una “experiencia sensible”, más allá de cualquier ideología, con diálogos casi documentales y una economía expresiva implacable como el frío que cala los huesos. Los relatos de Muchacha punk -con su uso magistral de la primera persona y lo mejor de esa tradición norteamericana que dio a Capote y a Cheever- fueron una bocanada de aire fresco y humor ácido a contrapelo de su época. Uno de ellos, “La larga risa de todos estos años”, ilumina de un modo innovador la complicidad de la sociedad civil durante la dictadura mucho antes de que el tema se pusiera de moda. Vivir afueraconsagra el pasaje de la Argentina de la tortura a la Argentina del shopping, cartografiando la “resaca” de la cultura menemista a partir de las hablas callejeras, en boca de los protagonistas del “reviente” que convivía con la hoguera de las vanidades. Una novela desprolija en tiempos en que estaba en boga la prolijidad borgiana. Un Fogwill desprolijo y urbano como Arlt, para hacernos escuchar, a contraluz de las noticias, el sonido de la ciudad desmoronándose tras un teatro de seductora opresión.
Los narradores y poetas que empezamos a publicar a fines de los 90 le debemos mucho a la obra de Fogwill. Siempre me pregunté por qué se tomaba la molestia de leer nuestros textos y criticarlos vía mail. Tal vez porque, como buen escritor, era un lector voraz; o tal vez porque sentía por los jóvenes la misma afinidad que hacia los marginales (atávicamente, le gustaban las tribus). Y acaso también para constatar que su obra podía jactarse de ser más joven que la nuestra -puesto que la juventud, como sabía Gombrowicz, es ante todo una actitud, un estilo, un inconformismo innato-, y cerciorarse de que ella quedaría flotando en el tiempo como un mito anarquista."

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