23.12.08

MEMORIA MICROESPACIOS VIDRIERA / LA PLAYA


Nos gustan los paisajes primordiales. El bosque, la montaña, la playa. Cuando el bosque hace su entrada a la ciudad se minimaliza, reduciéndose y concentrándose en plazas. Cuando las montañas llegan a la ciudad se visualizan como edificios inalcanzables. ¿Y la playa? El único antecedente urbano que le conocemos es ser playa de estacionamiento. Deja mucho que desear. Aspiramos a más: a tener en pleno microcentro una verdadera minimización de una playa. Sin buscar la emulación, repudiando la copia o el epítome urbano.

Nuestra playa sobre la peatonal Florida es apenas el concepto artístico de una playa bonaerense, de una vacación. Para esto tomamos cinco elementos que nos gustan mucho: el mar, la arena, el caracol, la raya y el cangrejo. A partir de ellos organizamos otra playa, más parecida a la sensación veraniega de la niñez, que se pueda acomodar a la ciudad.

La lista inicial era, tal vez, más completa: había reposeras, sombrillas y tápers con huevos y sánguches de queso. Y gordas sentadas en la orilla, bañeros y gaviotas. Pero quisimos centrarnos solamente en cinco elementos, y repetirlos, y jugar con ellos. Al fin y al cabo es nuestra playa, la que nosotros venimos a soñar adentro de este espacio. Nuestra invención de playa en cinco términos. Adonde el mar puede colgar del techo y los caracoles subirse por las paredes.

TALIANO organiza el cielo y el mar, con sus nubes y sus olas a través de un elemento escultórico plástico, flexible, como un sistema vivo. NIELSEN dibuja los animales. TALIANO se ocupa de los cerramientos horizontales y NIELSEN de los verticales. Lo de TALIANO es la escultura y lo de NIELSEN el ploteado. Los medios son mínimos y se basan en la búsqueda de la menor cantidad de constantes dentro de la infinidad de variables, para luego encontrar el ritmo y la cadencia en la repetición.

La escultura de TALIANO es una red inmensa de cables amarillos y blancos, iluminada desde abajo por luces puntuales de color azul. Los ploteos de NIELSEN empapelan las paredes de piso a techo, como un telón divertido, de colores alegres. En el suelo se ubicará el sistema de luces que apuntan al mar, escondiendo la instalación mediante arena.

Con esto queremos provocar el placer de la gente. Que si van por la calle muertos de sol y preocupaciones y piensan “uia, qué ganas de estar un ratito en la playa”, digan, sin dudarlo: “me voy al ICI”.

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