11.11.08

6

“Que venga el accidente,
fatal,
en plena calle
y me agarre con la bombacha rota.

A eso le tengo miedo.

La rosa sin puntillas,
con el agujero abierto
en la entrepierna.

Qué pensará el forense.

Qué dirá quien tenga que vestirme
para el funeral.

Yo tirada en el medio de la calle,
el colectivo pisándome una mano.

Con la cabeza y la bombacha rotas”.

- ¿No es relevante, no? –dijo,
por fin, mirándome.

Hice que no con la cabeza.

- Claro –agregó-: vos porque nunca tuviste padres.

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