La Exposición consistirá en una instalación con 14 grabados de la huella dactilar de Paola Czyzewski y 14 grabados de la huella dactilar de Fabián Furman, víctimas del atentado a la Amia. Un grabado por cada año pasado desde el atentado.
Las imágenes de base fueron obtenidas de los documentos oficiales de ambas víctimas. El retocado digital lo hizo Lucas Benavídez Córdoba y el dibujo definitivo, calcado y tallado en linóleo: Alfredo Benavídez Bedoya. El más capo de todos los grabadistas argentinos. La edición es de 200 ejemplares numerados y firmados. Medidas: 48 cm x 58 cm.
Los dedos de todos las personas son manchados con tinta, para imprimir huellas que los identifiquen como ciudadanos que aceptan ser parte de un proyecto común. Esas huellas son luego usadas para confirmar la conducta social y criminal, o para identificar cuerpos desmembrados en catástrofes naturales o políticas. Son una presencia física archivada por el Estado. En los casos en que el Estado produce genocidio, abandono de persona, deniega justicia, no protege a los débiles, vuelca sobre los ciudadanos problemas que no resuelve o cualquier otro atropello, está despreciando las huellas que atesora.
Los grabados serán cubiertos por papel picado, hecho con la primera página del Acta Inicial redactada luego de producida la exposición.
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