16.6.08

SQUONK




Squonk es un pájaro imposible de cazar inventado por Borges. Cuando los cazadores atrapan un Squonk, el animal simplemente se disuelve en lágrimas. El final del cuento dice algo así como que abren la bolsa y el fondo está mojado. Si encuentro el libro de los seres imaginarios, ahora que estoy reordenando mi biblioteca, lo postearé. Es muy bonito.


Lo elegimos por título para una revista de historietas que hicimos con unos chicos en el primer año de democracia. Digamos: algunos eran chicos, otros teníamos más de veinte. Entre ellos estaban Pancho Sastre, ahora Alberto, y Gardel Machi, que hoy hacen el divertido blog "socieDADAnónima", que se encuentra en mi lista. De la misma edad era Palmieri, alias Palmi, que hoy trabaja como redactor publicitario y ha escrito algún libro acerca del tema. Supo tener un dúo que se llamaba Souto-Palmieri y era un cago de risa. Me acuerdo del estribillo de uno de los hits: "yo no quiero ser scout/no me gusta, no soporto/me conformo con ser boy/y no usar pantalón corto". También había una pareja de dibujante y guionista - Charli Masci y Cármen- que hoy viven en Madriz y tienen una hijita muy mona. Ahora son diseñadores gráficos y tienen el blog de la trattoría, también en mi lista. Pancho y Gardel se fueron para Motherland, España, el mismo año que ellos. Había una chica punk que era super aguda llamada Liliana, supe que después tuvo algunos problemas y que al fin es feliz. Otra historietista petisa, muy bonita, y de la que no puedo acordarme el nombre, se fue a vivir a Israel . Y Alejandro Taliano, que se acaba de comunicar conmigo porque me encontró en Facebook. Y Morbo, el autor del dibujo de Batman gordo, al que también le pasó lo mismo.


De los más jóvenes, trabajaba con nosotros Axel Kutchetwatsky, el que ahora dirige La Cosa (entre otras cosas alucinantes que hace). En el momento de Squonk tenía... ¡12 años! Trabajo infantil no siempre es delito. Había otro genio total de doce o trece: Biko, del que aún atesoro varios dibujos firmados y espero que algún día se comunique conmigo o con alguien... Y Hazel...


Extraño esa época de comer fideos sentados en el suelo, y de tantas otras cosas. Habíamos hecho antes "El cerdo Pancho", y antes ellos venían de editar "El agujero negro". Todas de comics ander. Fotocopias y malas impresiones engrampadas en casa, vendidas por nosotros a nuestros amigos y a cualquiera que apareciera con dos australes. Los lectores prontamente se convertían en actores y se venían a comer a la redacción de Carranza. Una época divina. Jugábamos al diccionario y salíamos en patota a ver películas bizarras en cine clubes que se caían a pedazos.


Tanto "El agujero negro" como "El cerdo Pancho" no pasaron del número uno. Por eso Squonk empezó a salir por el número cuatro. El cinco, el último al que llegamos, tuvo una contratapa en la que se promocionaban los tres primeros Squonks inexistentes, con historietas inéditas de Moebius y Pratt. Era un buen chiste: si los lectores compraban esos números, completaban la colección. Dibujamos una tapa cada uno, Pancho, Gardel y yo, llorando de la risa, una tarde perdida en Lanús.


Dos meses después de saberse que Squonk no salía más por problemas económicos, nos hicieron una crítica en Fierro. El cronista afirmaba que habíamos crecido considerablemente en los últimos dos números. Y criticaba por encimita el snobismo de los tres primeros. Nadie supo nunca dónde los había leído. En qué universo paralelo de historietas. El día de hoy, si aún los tiene, se los compro. Me muero por leerlos.


"Salva al que llora", es el lema de Alphaville, la película de Godart que dieron en la SCA el miércoles pasado. La primera vez que la vi me aburrió; ahora salí emocionado. Squonk se nos disolvió en lágrimas en el medio, debe ser por eso.

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