My heart beats loud and fast:
O press it to thine own again,
Where it will break at last!
Percy B Shelley
Entrar, no entramos juntos;
te pido que te quedes fuera
y dejo que el médico me entreviste;
me pregunta varias cosas,
me habla de varias otras,
menciona a Eurípides,
dice que está leyendo a los griegos.
Yo trato de no hablar,
básicamente tengo miedo
de todo lo que pueda pasar
de aquí en más, encima
de aquella camilla de hierro
que brilla en la oscuridad
como una mandíbula
que no se cerrará jamás.
Inquiere cuál es el vínculo
que hay, que nos une, por qué
al fin y al cabo hay alguien fuera
esperándome; digo que somos
conocidos, por decir algo,
que tuvimos un descuido,
una negligencia, turbulencias,
sentimientos indecorosos
para exponer ante un extraño
que hurgará luego dentro mío
con una serie de pinzas;
pienso que todo este espanto
acabará por transformarme,
y no sé en cuál puerto irá a dar
mi alma, ¡mi alma!
esa atroz desconocida;
no sé si me sobrepondré a esto;
y caigo entonces en la peor,
la más vil de las indignidades
y siento derramarse, ácida sobre mí,
la compasión por mí misma.
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