¡Qué revuelo de bloggers por Bolivia! Con comentarios serios o truchos, defensores de la colectividad y la academia, atacantes a cabeza descubierta o fraguados en la oscuridad de Internet y unos cuantos mails llenos de puteadas... Bueno, muchachos, no era para tanto. Soy autor de algunos de esos comentarios que aparecen con mi nombre, y de otros, no. Si no hubiera pasado por la experiencia de haberle hecho juicio a Planeta (por el cual recibí una verdadera persecusión mediática), o por haber publicado Auschwitz (por la cual recibí agresiones de gente verdaderamente peligrosa), ustedes me darían miedo. Pero me dan risa, qué quieren que les diga.
Este medio me encanta, y lo extrañé. También extrañé la casa de Ed, ese palacio masculino del mes de enero, donde se consume alcohol, plantas y carnes hasta renunciar al mundo natural, donde corren los naipes afilados y las siestas con pileta, donde la parrilla es incandescente. Por eso va este pedido angustiante para el año que viene: ¡No nos vuelvas a hacer esto, Gunzález Amer! Ni con la excusa de otra filmación. Pensá que dejás una lista de niños expósitos sin intoxicar, y eso no se hace...
Por lo demás, estuve bien acompañado en lugares muy plácidos: Mar Azul y Cariló. Mañana publicaré las casas de mi verano. Gracias a Diego Golombek por mandarme su libro "Sexo, drogas y biología", que fue leído en la playa: está super. Gracias a Inés Marini de Living por la publicación de una contratapa (y por los trámites con las Publirevistas) y a Mariana Rolandi por habilitarme el Vip NEC en el balneario Hemigway. Salvadoras esas cervezas en sillones, con lectura de diarios y web a mitad de un agobiante día de sol.
Y empieza el tercer año de Milanesa...
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