6.11.06

LO DIJO SUSANA SILVESTRE / EL CRONISTA COMERCIAL

Adiós mundo cruel. La vida no vale nada. Cualquiera de estos fragmentos de canciones olvidadas serviría para testimoniar el ánimo que sucede a la lectura de "Playa quemada". Más formalmente, esta serie de cuentos suscribe algunos atributos constitutivos del realismo sucio: la violencia, el sexo, el crimen, los dineros mal habidos.
Los siete relatos que componen el libro recibieron premios en la Bienal de Arte Joven 1989, el concurso 30 años de Eudeba y, finalmente, el premio que permitió la publicación: La Ciudad convoca a sus creadores (1993). De los siete, el cuento que da título al libro es el que mejor retrata las virtudes de Nielsen cuando aborda la literatura fantástica con originalidad y solvencia en el estilo.
A la hora de emparentar, Nielsen es representativo de las tendencias en la literatura más reciente, sitio que comparte con, entre otros, Guillermo Saccomano, Carlos Chernov, Fogwill y también los numerosos narradores que campen por los interiores de la revista El libertino. El aliento de Charles Bucovsky sigue soplando con fuerza en estas pampas, aunque cediendo la exclusividad a las posibles influencias de Patrick Süskind y el estupendo Ian McEwan.
Si se acepta la existencia de este corpus es posible encontrar similitudes y coincidencias no sólo en las recurrencias temáticas sino en la marca de un estilo seco, a sabiendas desprolijo, brutalmente informativo, donde se adivina el propósito de erradicar de un puñetazo cualquier alternativa de belleza.
Sin cuartel, estos siete relatos. Atentado. Provocación casi adolescente al pudor, a la moral declamada; características estas que autorizan al lector a omitir, por prejuicio o por desconcierto, el juicio estético; lo que difícilmente se pueda es abandonar la lectura.
Leer, entonces, para descubrir a una muchacha obscena que interpuesta entre dos hermanos los expulsa a un falso paraíso infantil ("Alucinantes caracoles"). Sexuada para el mal, otra muchacha, la Vivi de "Magalí", esta vez interponiéndose en el amor entre un padre y su pequeña hija mogólica. Sexuada para víctima, la protagonista ciega de "El círculo de los ojos de Fabiana" y nuevamente la mujer exogámica rompiendo el matrimonio de dos hermanos, en este caso heterosexuales. Variaciones sobre un tema estos relatos, variaciones sobre la relación endógama enfrentada a la conflictiva mirada de la extranjera.
Quién hubiera dicho que tanto augurio de muerte para el realismo, tanta militancia de la originalidad daría por resultado este modo de narrar con las manos sucias, esa compulsión de contar tan irrefrenable que en raras oportunidades trasciende el nivel de la lengua coloquial y en el lo importante no es el cómo se narra sino el placer mismo de narrar.

Manos sucias, 5 de agosto de 1996.

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