27.10.06

LO DIJO EDUARDO HOJMAN / ÁMBITO FINANCIERO

Si bien Playa quemada es el primer libro de Gustavo Nielsen, éste ya se había hecho conocido como ganador de cuanto concurso literario se presentara. La Primera Bienal de Arte Joven, el certamen del Concejo Deliberante y el Subsidio de la Fundación Antorchas son algunos de sus triunfos. Además, la calidad de su trabajo sumada a un buen empleo de las relaciones públicas lo situó en un lugar envidiado por cualquier escritor novel: el de autor inédito elogiado públicamente y apadrinado por, entre otros, Miguel Briante o Fogwill.
Los cuentos de Nielsen son, obviamente, del tipo de los que ganan concursos: perfectamente construidos, con una escritura llana y a la vez innovadora, con abundantes referencias literarias intertextuales y un armado muy preciso de climas y situaciones. Nielsen, además, arma sus cuentos con elementos bastante precisos: un clima histórico y meteorológico que, a la manera de la geografía dramática del cine, crea el tono exacto, y elementos pequeños y condensadores de la historia, que tienen en sí mismos una fuerte carga dramática.
De todas formas, lo más importante es que Nielsen no solamente escribe cuentos con la exactitud arquitectónica de un plano sino que, realmente, tiene algo que contar, lo que es una virtud bastante esquiva en la literatura contemporánea. Sus historias, trabajadas desde la extrañeza de lo fantástico y desde un uso muy cuidadoso de la perfección, sorprenden por su originalidad. Aquellos que conocen desde adentro la literatura de Nielsen se encuentran con otra sorpresa agradable: sus primeros cuentos, como Alucinantes caracoles (con una referencia a La intrusa de Borges, algo obvia) o Las fotos, esos que habían sorprendido a jurados variopintos, se ven superados en solidez y profundidad por los últimos, entre los que se destaca el impresionante Magalí.

Cuentos que saben contar, 10 de agosto de 1994.

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