¿Qué más se espera de mí?
Ya jugué todos los solitarios, vomité toda la ginebra
metí todos los libros en el incinerador
amé a todas las mujeres, hasta a las que apestaban como el leviatán.
Ya soy un gran santo, mi oreja está tan podrida que no tardará
en desprenderse.
¿Por qué entonces no llega la calma? ¿Por qué la gente sigue parada en el patio, como tachos de basura… esperando que se les siga echando algo adentro?
Ya he dado a entender que no tiene sentido seguir esperando de mí
el canto supremo.
A los compradores les mandé la policía.
No sé a quién andarán buscando, pero no es a mí.
Soy el más práctico de todos mis hermanos
¡y sin embargo mi cabeza es pionera!
Mis hermanos fueron crueles, yo fui mucho más cruel
¡y sin embargo soy el que llora por las noches!
Al quebrarse las tablas de la ley se quebraron los pecados.
A esta altura dormir con la hermana no da verdadero placer.
Asesinar, a muchos les resulta demasiado cansador.
Hacer poesía está muy difundido.
En vista de la inseguridad de todas las situaciones
muchos prefieren decir la verdad
por desconocimiento del peligro.
Las cortesanas adoban carne para el invierno
y el diablo ya no pasa a retirar su mejor gente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario