10.10.05

DIARIO PERFIL / 9 DE OCTUBRE DE 2005

Dedicado a la memoria de mi amigo el Sapo.

Soy Gustavo Nielsen, arquitecto egresado de la Universidad de Buenos Aires y escritor en los ratos libres. Tengo cuarenta y dos años. Como arquitecto, abrí un pequeño estudio en Palermo Viejo. Como escritor, publiqué un libro con la editorial Planeta y cinco con la editorial Alfaguara. Mi última novela se llama “Auschwitz”, y en el año 2003 ganó un premio de la Fundación Antorchas, con el escritor César Aira como Jurado. No sé si la hubiera podido publicar sin este premio. Tanto los premios literarios, como los de arquitectura, habilitan para publicar y construir. Creo en los premios, pero sobre todo los necesito para poder editar mis historias y vivir.
Sin embargo, no todos los premios son limpios. El Premio Planeta 1997 que ganó el escritor Ricardo Piglia, no lo fue. Fui finalista con la novela “El amor enfermo”, que años después publicaría la editorial Alfaguara. Me sentí mal cuando supe que “Plata quemada” había ganado: era una novela contratada de antemano por el mismo grupo editorial que organizaba el certamen. Y decidimos, junto a mi abogado y amigo Gabriel Len, hacerles un juicio.
Acabo de ganar ese juicio contra el Grupo Editorial Planeta, el agente Guillermo Schavelzon y el escritor Ricardo Piglia. El resultado es definitivo. Estoy orgulloso de lo que hice.
Puse en peligro mi patrimonio, gasté tiempo, dinero y energías y me peleé con los hacedores de media literatura nacional. Pero la otra mitad me apoyó, y parte del periodismo, más mi familia y todos los bloggers que conozco. Eso no tiene precio. Ahora sé efectivamente a quién pedirle una mano en una situación extrema. Y ellos también saben que pueden contar conmigo.
Deseo destacar aquí a dos personas especiales: a la excelente periodista Claudia Acuña y al gran escritor Rodolfo Fogwill. También debo agradecer especialmente a mi mamá, a mi hermana Machi y a mi sobrina Sofía, cariátides de mi alma.
Conocí el resultado de la Cámara de Apelaciones en lo Civil el día viernes veinticinco de febrero de este año; el lunes veintiocho salía en la página de Internet del Diario Judicial y el martes primero de marzo la noticia fue tapa de Clarín. El Grupo Editorial Planeta decidió solicitar un recurso extraordinario e ir en queja a la Corte Suprema de Justicia. El veintinueve de setiembre reciente, la Corte Suprema de Justicia consideró que el recurso extraordinario, cuya desestimación originó la queja presentada, era inadmisible (artículo 280 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación). Por ello desestimaron la presentación directa de los demandados.
La falsedad del Premio Planeta 1997 es algo en lo que casi todo el mundo estuvo de acuerdo. Estuvieron de acuerdo muchos de los que después firmaron la nota de desagravio a favor de Ricardo Piglia. Estuvo de acuerdo la Justicia. Que Piglia siga creyendo, si quiere, en su universo de ficción personal en el cual el contrincante que lo ha vencido puede tener el nombre falso de Daneri. Pero soy Nielsen.
Respeto la obra de Ricardo Piglia, que nunca fue puesta en duda. En el juicio jamás se habló de calidades literarias; tan sólo de ética. Nadie puede hacerme parte de una extraordinaria operación de marketing para vender un libro de otro, contra mi voluntad y poniendo en juego mis esperanzas y deseos. Menos que menos, una empresa multinacional. No, al menos, sin pagar. Así debería ser. De eso se trató este juicio.
Ojalá los culpables -Planeta, Schavelzon y Piglia- se den cuenta y hagan una disculpa pública para los otros 263 participantes que concursaron en ese premio malogrado de 1997, y no tuvieron ni oportunidad, ni recompensa. La considero necesaria. Sería un gesto muy digno.
Por mi parte gané y ya se terminó. Tengo la conciencia tranquila. Un día cobraré el importe que la Cámara de Apelaciones en lo Civil consideró, y jamás discutí.
Estoy listo para escribir de nuevo.

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