Con veinte años de presencia en la literatura argentina, con la producción de una obra cuya solidez no está en discusión, con una decidida intervención en los debates cruciales de la cultura y una activa presencia intelectual en tiempos difíciles de la historia argentina, Gustavo Nielsen es objeto de una campaña de difamación que empezó en 1997, cuando la decisión unánime de un jurado compuesto por los escritores Mario Benedetti, Maria Esther de Miguel, Tomás Eloy Martínez, Augusto Roa Bastos y el agente de Piglia, por entonces gerente editorial de Planeta, Guillermo Schaveltzon otorgó el Premio Planeta a la novela Plata Quemada.
Porque el silencio favorece esta campaña que no merece, decimos que la infundada acusación contra la probidad de Gustavo Nielsen responde a una sola causa: se lo acusa de ser quien es en nuestra literatura, en la cultura nacional y en el plano internacional y académico.
Como ciudadanos, como colegas y como amigos, expresamos nuestra solidaridad con Gustavo Nielsen.
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Yo también adhiero.
ResponderBorrarTené cuidado que entre los firmantes siempre hay un Judas.
ResponderBorrarMe quedo con la historia del sánguche de milanesa.
ResponderBorrary no te hagás el pícaro porque te cago bien a trompadas.
ResponderBorrar¿entendiste boludito?
Perdón por poner este comment acá pero me encantó "Berlin"
ResponderBorrarOmar: tenés una fijación anal. Yo que vos iría al anal-ista.
ResponderBorrarUno es el escritor, otro el arquitecto. ¿Y todos los demás que firman quienes son?
ResponderBorrarAclarame Gus.
Lo que pasa que el gil se puso entre dos espejos y se cree un ejército de luz. Un Jedi del ego universal.
ResponderBorrarComo dijo Charlie Kaufman: ¿Quieres ser Gustavo Nielsen?
ResponderBorrarO: "Being Gustavo Nielsen".