3.1.22

LA FANTOSMIA HUMANA / PÁGINA 12

La fantosmia es la percepción de un olor, generalmente desagradable, que no existe y nadie más que uno percibe. Huele a quemado pero no hay fuego. Ni humo. Es un tipo de alucinación de esas que estudia el neurólogo Oliver Sacks en sus textos. Durante la pandemia tuve miedo a la anosmia y a la disgeusia (falta de olfato y trastorno en el gusto, síntomas del Covid-19), pero más aún a la fantosmia. Empecé a pensar que el aire iba a oler, en algún momento, a cadáver pudriéndose, a tierra rancia de cementerio. Entonces empezó a morirse gente.

Creo que me senté a escribir cuentos de fantasmas para poder mirar de frente a la desgracia, que tocó muy de cerca a parientes y amigos. Yo no me enfermé porque tomé recaudos de obsesivo compulsivo (los sigo conservando todavía). El miedo es un territorio en el que me muevo con bastante eficiencia. O, al menos, adonde escapo cuando escribo. El libro en el que sigo trabajando tiene historias cortas y largas, horrorosas y simpáticas; fantasmas de género o de cartulina. Van tres muestras en este Verano 12, hiladas como las cuentas de un collar.

Gracias por leer.

 

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