"El humor ha sido tradicionalmente el campo alternativo a lo profano. La risa es una orgía privada, es una especie de pequeña celebración que uno se permite, en la cual se sale del campo de lo cotidiano, de lo tradicional, de la red conceptual y entra en un estado muy raro. Fijate lo que es la carcajada, lo que es la risa, lo que es provocar ese lugar en el que somos máscara. Por supuesto, esto está reñido con la producción, nadie puede manejar una máquina riéndose a carcajadas, ningún gerente de banco recibiría a un cliente riendo… digo, “no meto la guita acá si el gerente me cuenta un chiste y se caga de risa”, tendría un poquitito de prudencia en relación a esto. Así, todo el campo del humor pasa como a una especie de lugar más vinculado con lo infantil, con el juego, siendo que el juego está prohibido después de cierta edad, vos jugás mientras sos chico, si seguís jugando cuando sos grande, sos loco, artista, o ludópata, no hay alternativa (risas). Entonces está prohibido el juego, está prohibida la risa, la risa empieza a ser mal vista, empieza a predominar lo otro, lo serio."
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