21.9.17

TERCERA REUNIÓN DE LA CUARTA TEMPORADA / CLÍNICA DE CUENTOS DEL GALPÓN

Ayer a la noche tuvimos la tercera reunión de la Clínica de Cuentos del Galpón Estudio. Durante la primera media hora, mientras esperábamos a Déborah que había avisado que llegaba más tarde, completé las correcciones de los dos cuentos de la última clase con una lectura (relectura, en la Clínica) de "El asalto a las instituciones" de Rodrigo Fresán. Vimos también cómo el gran Elías Canetti hace autodescribir a sus personajes Kien, Teresa y Siegfred Fisher en "Auto de fe", mediante monólogos hilarantes, casi en el límite del absurdo. Es mundial cuando Fisher se manda a hacer un saco nuevo y quiere ocultarle al sastre que tiene una joroba.
 Después llegó la escritora y cocinera Belén Wedeltoft con sus productos frescos de Oslo, comida de mar , el emprendimiento culinario que maneja desde hace varios años. Nos trajo empanadas de salmón premiun, salmón cheese y de langostinos con queso, tomate y albahaca Y probamos el nuevo producto (foto): las hamburguesas de salmón. Hasta nos contó su receta secreta, porque Fernando preguntó. Son exquisitas. Y la receta sola vale venir al Galpón a hacer la Clínica de Cuentos, ¡así que no se divulgará gratuitamente! (me salió el Kien en su máxima expresión). Bajamos el banquete vikingo con dos botellas de blanco Calduch Gimeno, de bodega Sema, que trajo Fernando. La uva se llama Tocai Friviano, nunca la había probado antes. Muy rica y fresca.
Leí "Los dos montones de tierra", uno de los mejores "Cuentos para tahúres y otros relatos policiales" de Rodolfo Walsh. Y después seguimos con algo de teoría de "El simple acto de matar", de Raymond Chandler, texto recomendado por Claudia Piñeiro. Va un extracto:

"El realista de esta rama literaria escribe sobre un mundo en el que los pistoleros pueden gobernar naciones y casi gobernar ciudades, en el que los hoteles, casas de apartamentos y célebres restaurantes son propiedad de hombres que hicieron su dinero regentando burdeles; en el que un astro cinematográfico puede ser el jefe de una pandilla, y en el que ese hombre simpático que vive dos puertas más allá, en el mismo piso, es el jefe de una banda de controladores de apuestas; un mundo en el que un juez con una bodega repleta de bebidas de contrabando puede enviar a la cárcel a un hombre por tener una botella de un litro en el bolsillo; en que el alto cargo municipal puede haber tolerado el asesinato como instrumento para ganar dinero, en el que ninguno puede caminar tranquilo por una calle oscura, porque la ley y el orden son cosas sobre las cuales hablamos, pero que nos abstenemos de practicar; un mundo en el que uno puede presenciar un atraco a plena luz del día, y ver quién lo comete, pero retroceder rápidamente a un segundo plano, entre la gente, en lugar de decírselo a nadie, porque los atracadores pueden tener amigos de pistolas largas, o a la policía no gustarle las declaraciones de uno, y de cualquier manera el picapleitos de la defensa podrá insultarle y zarandearle a uno ante el tribunal, en público, frente a un jurado de retrasados mentales, sin que un juez político haga algo más que un ademán superficial para impedirlo.
No es un mundo muy fragante, pero es el mundo en el que vivimos, y ciertos escritores de mente recia y frío espíritu de desapego pueden dibujar en él tramas interesantes y hasta divertidas. No es gracioso que le asesinen por tan poca cosa, y que su muerte sea la moneda de lo que llamamos civilización."

Para finalizar corregimos en grupo los cuentos de Fernando y de Nicolás. Muy jugados los dos.

1 comentario: