15.11.24

DÉCIMA JORNADA DE LA CLÍNICA DE CUENTOS DEL GALPÓN / VINO PABLO DE SANTIS

 

Brevedad y precisión. Toneladas de oficio periodístico y un camino en la novela infantil que lo llevó a ser más exacto en las historias, e ir siempre al grano del asunto. Y, como si fuera poco, una poderosa imaginación. Este es Pablo de Santis, un autor del que vinimos siguiendo el libro “Contar un secreto” (Tilde Editora) en estos días de la Clínica. Hay secretitos esparcidos como golosinas en la Milanesa, hagan la búsqueda del tesoro y léanlos, si todavía no lo hicieron. O vayan a sus cuentos. O a sus historietas. O, mejor aún, a sus novelas. Escribió tantas que siempre aparece alguna en tu biblioteca; lo probamos por acá. Memi tenía dos, Fabián más de veinte.

Pablo, tranquilo y amable, fue soltando verdades literarias entre empanada y vaso de vino. Le festejé el sutil manejo de los términos profesionales en “La sexta lámpara”, y dijo:

“Ojo con las jergas. Mi padre y mi madre fueron médicos. El nombre técnico de una operación de nariz es rinoplastia. Jamás le escuché decir a papá “mañana tengo una rinoplastia”. Más bien: “voy a hacer una nariz” o “mañana tengo un mentón”. De tanto escuchar en mi casa el mundo médico quizás pueda ajustar una jerga conveniente, porque puedo llegar a entender cómo hablan los doctores con los visitadores médicos y los combates entre los médicos de especialización y los sanitaristas; de niño me quedaban esas palabras en la memoria. El problema es cuando cambio de mundo. Si en arquitectura, un ambiente en el que no crecí, me hubiera puesto a tratar de copiar una jerga, seguramente la habría pifiado.”

En ese caso Pablo prefiere ponerse a inventar, como lo hace siempre que desconfía de una solución que viene muy a mano. Silvia Iparraguirre hubiera completado así el argumento de De Santis: “Si te metés mucho en un territorio de jerga que no conocés, corrés el riesgo de hacer del lenguaje una maqueta”.


Después Pablo leyó el cuento “La inspiración”, que pueden buscar en Internet (fue publicado por el Ministerio de Cultura en épocas mejores), y también nos hizo recomendaciones. En relatos ajenos: “Su ausencia”, de Horacio Quiroga, “Moralidad”, de Stephen King, “El hormiguero”, de Sergio Aguirre, “La especialidad de la casa”, de Stanley Ellin y “Conversaciones con mi padre”, de Grace Paley. En libros que no son de relatos: “Los oficios”, de Sara Gallardo y “Los vecinos mueren en las novelas”, de Sergio Aguirre. En cine: “Tales from the Crypt” y “Sleuth” (Joseph Mankiewicz), ambas de 1972.

Una hermosa visita la de Pablo, esperamos volver a verlo en el cierre del curso. Gracias: la pasamos muy bien.

Terminamos la clase hablando de la querida Inés Fernández Moreno, que se fue este fin de semana. Tenía 77 años. Parece que en los últimos minutos pidió comer huevos quimbo, un postre almibarado, y entre una amiga y su marido se lo hicieron. ¿Alguien quiere repetir? Inés, casi sin fuerzas, levantó un dedo y probó otro poquito. Ese detalle es hermoso.

Recordamos acá  su paso por nuestra Clínica de cuentos. 

Te quisimos mucho, escritora.

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