Comenzamos noviembre muy tranquilos, con un reencuentro con nuestros viajeros Memi y Fabián y la preparación de los eventos para lo poco que queda de Clínica 2024. Hasta la cena fue compartida: Gaby mandó sanguchitos de milanga y de pollo, aunque no pudo venir (pero, como lo había prometido, lo hizo: chica con códigos) y yo cociné una tarta Olga (los que alguna vez hayan adelgazado con Scarsdale saben de qué hablo). Memi nos trajo de Sicilia una caja de Baci -croccante nocciola intera creati con amore- que sirvió de postre. Los bombones vienen con mensajes, como los Dos Corazones pero filosóficos. Fabiana seleccionó el siguiente, de Emerson, para que la cita fuera bien seria (en la Clínica no comemos vidrio, sino fondente 70% intenso de Perugina): “Tutta la vita é un esperimento. Piú esperimenti fai, meglio é” (leer, porfa, con las tildes al revés). Fabiana y Fabián pusieron los vinazos, un Salentein reserva y un D V Catena. Como ven, no nos privamos de nada.
En las lecturas comenzamos a prepararnos para recibir a nuestra personalidad literaria del mes. Como estuvimos leyendo (y posteando, aquí y allá) textos del libro “Contar un secreto” de Pablo de Santis, lo invité y vendrá el miércoles 13. Alegría de los cronopios y las esperanzas del Galpón. Estudiamos el capítulo completo referido a las dos narraciones de un cuento, y fuimos a buscar los datos que faltaban en “Formas breves”, de Piglia. Además leímos tres cuentos de “Trasnoche”: “El caballo de porcelana” (mi preferido de Pablito), “La pieza ausente” y “El piso de arriba”. Admiro la prosa precisa y serena del colega, va a ser un honor tenerlo como invitado. Mi novela favorita sale en la foto.
Sucedió también algo asombroso. Pablo de Santis dice en su texto que la primera vez que se publicó la "Tesis sobre el cuento" de Piglia fue en el suplemento "Cultura y Nación" del diario Clarín de un 6 de noviembre del siglo pasado. Lili advirtió que estábamos en el mismo día, treinta años más tarde. O sea: el azar hizo que lo leyéramos en el cumpleaños de la publicación (una posibilidad entre trescientas sesenta y cinco). En cuanto me quedé solo consulté la Quinela de la Ciudad de Buenos Aires, para saber qué número había salido antes de entrar a la sala de reuniones donde hacemos nuestros encuentros con cenitas. Acertaron, salió el 6. Vespertina: 2776. Uf.
Pudimos hacer una sola corrección; le tocó leer a Mariano. El cuento se titula provisoriamente “Es lo mismo”, y quiere marcar con esa frase coloquial el signo de los que se creen victimarios, pero van a ser víctimas. Es un cuento con demonios, eso a mí me interesa, aunque tiene que manejarlo más a lo Zulavski, con mayor sutileza. Además debe equilibrar los bloques: no puede tener tres carillas de introducción y tres de desarrollo. Deberían ser una y cinco, o algo así. En el cuento hay un Hamelin que también debería desarrollar un poco más: recordar que el Hamelin original lleva a las ratas a desbarrancarse. Buena la idea de la carpa de circo.
Un cuento con el diablo más tres seis de coincidencia dan para meter miedo a cualquiera. Digan que uno no cree en nada, que si no. Con todo, tuvimos una jornada sin sobresaltos que sirvió para ajustar las actividades que vendrán, además de la próxima visita. El miércoles 20 tendremos maratón de correcciones y el 27 una teórica del profesor Julio Acosta sobre personajes en la ficción. Y la fiesta después, para la que están anunciados Lamberti, Guille Martínez, Brenda, Moira Sanjurjo, Patricia Espinosa, Belén Wed, Kamiya, Iparraguirre y otras beldades. Bailaremos tregua y catala.
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