Desenterrado en Auschwitz. Un dedal. ¿Para qué guardar un dedal en medio de tamaña desolación? Veo en cada uno de sus agujeros la huella de aquella aguja que cosía dobladillos, que ajustaba mangas, que bordaba fundas y manteles, que unía retazos inconexos, que daba forma a aquello que la había perdido, que puntada tras puntada seguía el ritmo parejo del devenir previsible y conocido. ¿Qué hacía ese dedal enterrado en Auschwitz? ¿Habrá sido una especie de amuleto, de salvaguarda, de plegaria silenciosa?
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