“Al límite de sus
fuerzas, Akaki vuelve a la pensión y se acuesta; poco después muere, como si se
apagara una vela. El cuento podría haber terminado en este punto y ser una
historia patética, que sin duda nos conmovería. Pero hete aquí que este no es
el final; poco después comienza a circular por San Petersburgo un rumor: un
fantasma recorre las calles nocturnas por la zona donde fue asaltado Akaki en
busca de quien le robó el capote. Este fantasma trepa una noche a la troika en
que va la “alta personalidad” a casa de su amante para arrancarle el abrigo y
desaparecer. Desde entonces, la gente temerosa evita esos barrios. El cuento
concluye con la visión del supuesto fantasma por un vigilador nocturno, y
comprobamos que es un hombre que al final levanta el puño en el aire, antes de
desaparecer.”
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