Pudo haber sido mítica por una cosa que no sabe casi nadie, y por lo tanto no sirve como motivo de canonización. En esa época estábamos hartos de empezar una revista y dejarla al número siguiente. Le pasaba a la mayoría. A nosotros, con Agujero negro y El cerdo Pancho(también figuran en el libro). Unos que se hacían llamar “Carlitos” cambiaban el título número a número, para disimular el crecimiento. Así leímos Litocar, Carluchi, Carlini, Carlinsky: al menos con ese ardid habían confundido a la parca del under. Sacaron cinco números. Nosotros no podíamos ser menos, pero veníamos pifiándole en la energía, como si todo el ejercicio estuviera sujeto a volver a empezar. Entonces decidimos largar por el número 4, que valía tres australes y medio. Y acabamos en el 5, con tapa de Sanzol. Ese último número venía con una publicidad en broma para que la gente se suscribiera: como completado de la colección le dibujamos las tres primeras tapas inexistentes. En Fierro alguien nos hizo una crítica: el firmante notaba una franca evolución de los primeros tres números a los consagrados 4 y 5. Hasta el día de hoy que quiero comprárselos, con mi ansiedad de coleccionista."
No hay comentarios.:
Publicar un comentario