Hoy hubo comida anaranjada: hice el budín de calabaza con
receta de la arquitecta Silvia López Coda. Nunca falla, y es bastante diet. El
programa lo dio un estudio de Rodolfo Walsh que encontré por azar, en un libro
de Puntosur. “¡Vuelve Sherlock Holmes! (La resurrección literaria más sensacional
del siglo)”. Es una nota sobre la eternidad de un personaje. Que muere, revive,
vuelve a morir con el autor y es vuelto a revivir por su hijo y por todos los
que lo filmaron en largometrajes y series a lo largo del tiempo. Leímos también
los dos cuentos de Sir Arthur Conan Doyle: aquel en el que lo mata, “El
problema final”, y el cuento de su resurrección: "La aventura de la casa vacía".
Según Walsh, los periódicos ingleses de la época anunciaron:
“Holmes no murió en aquella caída. En realidad, la caída no
existió. Él trepó por el lado opuesto del precipicio para huir de sus enemigos,
y dejó a Watson en la ignorancia de lo sucedido. En el entusiasmo despertado
por su resurrección, pocos lectores repararon en lo endeble de la explicación.”
“Detrás de una puerta cerrada es posible encontrar los más inverosímiles horrores y también extraordinarias formas de la felicidad. Cuando la puerta se abre, el número de posibilidades, que era infinito, se reduce a uno y entramos, por ejemplo, en un baño (es lo más común) o en nuestro propio dormitorio. Y cómo probar que esa realidad que se alza sólidamente ante nuestros ojos es la misma que nos aguardaba, agazapada, cuando estábamos tan cerca pero fuera de ella, detrás de esa puerta que volveremos a cerrar al salir para permitir una vez más el auge y la decadencia de los innumerables universos.”
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