30.3.17

DDUM 567: MINOLTA / MARIANA MARTÍN

“La cámara réflex o 'la Minolta' que te di era un regalo de mi tía Olga. Era su cámara preciada. La usé durante unos años, hasta que se rompió y quedó guardada en el último cajón del ropero, esperando el momento de ser arreglada. Pasaron 15 años y seguía ahí, en el mismo lugar. Yo ya estaba viviendo en la otra punta del mundo.
La cámara había viajado mucho con mi tía; yo también la paseé por toda España,  Londres, Paris y Bruselas. Tengo una linda foto do Bob y Rosi en la ventana de la Place de la Trinite. Tengo otra linda de Juan en el tren a Bruselas. Pero sobre todo saque muchas fotos de mis maquetas de arquitectura, edificios y detalles que me gustaban. Siempre en blanco y negro, tal vez para diferenciarme de las fotos de Olga.
Aprender a revelar es algo que me quedó pendiente. Iba a hacerlo a un lugar por el centro que se llamaba Kinefot, creo. Lo mejor era ese primer momento cuando veía el rollo de negativos. Gran alegría del Cronopio Mariana.
Las fotos más lindas que saqué con esa cámara fueron las de las manos de mi abuela, y otras de mi novio Germán, al que conocí por Bob. Al menos son las fotos que más quiero. Me acuerdo que mi tía me hacía muchas tomas de chica, porque le gustaba mi sonrisa de sandía.
El miércoles que viene llego a Buenos Aires y me puedo fijar cuáles son las mejores de las que guardé. Seguro que tengo mejores que esas que mencioné. Nunca me llevé las fotos a mi vida en Nueva Zelandia;  quedaron varadas en Buenos Aires por las dudas de que tanto pasado se me transformara en una mochila pesada de llevar. Eso me dio miedo.
Cuando voy a Temperley a veces las vuelvo a ver. Las ordené en cajas de plástico. Esas cajas y los libros de Cortázar son lo único que me va quedando de esos años.
A la máquina la guardaba casi como un objeto arqueológico. Ya no está. Sólo me queda el proyector manual de diapositivas de mi abuelo, que también me dio mi tía porque dijo que yo lo sabría apreciar como a un tesoro. Espero que no se enoje al saber que doné su Minolta: sinceramente no le pude imaginar un sentido mejor que tu monumento. Beso.

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