Jugando mi ojo a ser
pintor, pintó
sobre mi corazón tu
hermosa imagen;
mi cuerpo puso el
marco y el pintor;
al darle perspectiva,
puso el arte.
Si miras a través de
su talento,
verás tu copia fiel
representada
por siempre en el
altillo de mi pecho,
que ha hecho de tus
ojos sus ventanas.
Los ojos se regalan
mutuamente:
los míos te esbozaron
y los tuyos,
ventanas de mi pecho,
dejan que entre
el sol a deleitarse
en tu dibujo.
Más a pesar de su arte, mi ojo es
torpe:
dibuja lo que ve, no lo que escondes.
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